La alabada película Blindspotting inspirada por los personajes del film, una producción que, según uno de sus creadores, Rafael Casal, ha sido mucho más complicada que la versión cinematográfica de 2018, dirigida por el mexicano Carlos López Estrada. "Fue una experiencia completamente distinta", cuenta Casal a Efe poco antes de su estreno mundial hoy viernes en el Festival de Cine de Tribeca, tras lo que podrá verse en la plataforma de contenido Starz a partir del domingo. "La televisión es mucho, mucho más dura. Lleva mucho esfuerzo. Se tarda mucho más en hacer y conlleva la colaboración de mucha más gente para que tenga éxito", explicó el joven estadounidense de ascendencia cubana y española, que no sólo escribió el guión de la cinta original y de la serie, sino que además ha participado en la producción del programa televisivo e interpreta a uno de los protagonistas, tanto en la pantalla grande como en la pequeña.

El film giraba en torno a la vida de Collin (Daveed Diggs), un joven afroamericano que encara los últimos tres días de su libertad provisional, y su amigo Miles (Rafael Casal), con quien enlaza trabajos precarios y se enfrenta a actitudes racistas y clasistas en Oakland (California). La serie, de 8 episodios, tiene un carácter mucho más femenino y se centra en la novia de Miles, Ashley (Jasmine Cephas Jones), que ve cómo su vida da un cambio radical cuando su pareja es condenada a 5 años de cárcel y se ve forzada a pedir la ayuda de su suegra, Rainey (Helen Hunt).

"Más gente va a ver el primer episodio de la serie que la que ha visto la película en tres años", apunta Casal, que subraya que aunque Blindspotting fue muy aplaudida cuando se estrenó en Sundance en 2018, el éxito, por lo menos económico, fue más limitado. "Fue increíble, pero no fue un éxito financiero. Todos perdimos dinero porque era una película independiente, pequeña, y el amor es lo que te ayuda a hacer un film así", confesó Casal, que desveló que cada episodio ha tenido mayor presupuesto del que tuvo la película.

La ficción yuxtapone situaciones dramáticas y cómicas, y además incorpora escenas protagonizadas por la danza o la poesía, o discursos que los personajes pronuncian mirando directamente a cámara. Ninguno de estos elementos, dice Casal, son nuevos ni en el cine ni en la televisión, pero la fusión de todos ellos en un solo programa sí lo es: "Creo que este cóctel particular, cómo lo hemos juntado todo en este medio, es lo novedoso. Esa es la innovación, lo emocionante. Somos artistas de corazón y queremos ampliar los límites todo lo posible".

Como la película, la serie vuelve a poner de relieve los problemas del racismo, la violencia policial y las injusticias a las que se enfrentan las comunidades de color de EE.UU., pero el poeta y actor asegura que no había una intención específica de denunciar estos problemas, sino que más bien no se ha ignorado una cuestión presente en todos los aspectos de la vida de este sector de la población. "Es un show artístico y gracioso, pero no ignora la realidad de un país para conseguir ese humor. Creo que es muy novedoso para algunas personas que no se actúe como si los problemas sistémicos no existieran para poder hacer un chiste", plantea.