Positiva y con un claro objetivo, vivir de su sueño de ser actriz, tiene una agenda muy completa de cara al otoño: un personaje secundario en García y García, la película de Ana Murugarren; el musical Yo, la peor del mundo y una serie internacional de la que no le permiten contar nada. Actualmente está en Etxekoak udan. Ha terminado en La 1 su paso por Acacias 38 y ha hecho un spin off sobre su personaje de Maite Zaldua en formato podcast. Hasta los 17 se dedicó a la gimnasia rítmica, consiguiendo tres veces el título de campeona de España. Pasado este ciclo, volcó su energía en la interpretación.Lleva muchos años en el oficio de actriz, y haciendo todo lo que le echen.

—Ja, ja, ja€ Es verdad. Once años cumpliendo el sueño que tenía de vivir de esta profesión. Canto, bailo, interpreto y hago de todo; como tú dices, lo que me echen. Hago cine, tele, teatro y todo lo que sale.

Sin embargo, durante un tiempo fue una campeona en gimnasia rítmica.

—Hice gimnasia durante trece años, y pienso que fue una disciplina que me ayudó a dedicarme a lo que me dedico. Imagínate, desde pequeña preparando ejercicios, montaje y coordinando los movimientos para luego mostrárselo a una juez o a un público que después me aplaudía. Así que a los 17 años, cuando dejé la gimnasia, me dije: ¿Y ahora qué hago yo sin aplausos?

¿Ego?

—Ja, ja, ja€ No sé. Pero sí, mi ego se vino arriba y me dijo: ¡Cómo! Esto no se puede acabar aquí. Tú tienes que seguir preparando cosas para que te sigan aplaudiendo. De ahí creo que me vino la vena artística de seguir formándome, de hacer teatro y de meterme en este mundo. Llevo en el mundo artístico desde bien pequeñita, hacer gimnasia rítmica es arte de alguna manera.

¿Por qué dejó a los 17 años esta disciplina?

—Porque me planteé hasta dónde podía llegar con la gimnasia. A esa edad había sido campeona de España tres veces, había hecho pruebas para la selección española y no me habían cogido. Entonces valoré y dije: ¿Qué quiero a partir de aquí? Tenía muy claro que quería estudiar Arte Dramático. Me fui un año a Irlanda a aprender inglés y cambiar el chip. Después me volqué en prepararme y me dediqué a fondo a mi carrera como actriz.

¿Considera que le ha ido bien la vida como actriz?

—Absolutamente. Pienso que a la gente le va bien la vida, nos va bien la vida, cuando tienes actitud. Soy una persona muy positiva y, aunque me ocurran cosas, siempre tiendo a levantarme y seguir hacia delante. Seguramente es lo que ha hecho que las cosas me vayan mejor. A esto tienes que sumar el ser persistente, trabajar, darlo todo y tener muy claro el objetivo.

Cine, televisión, teatro, musicales€ ¿Le falta algo por hacer?

—Espero que sí. He hecho hasta una radionovela y eso no estaba en mi lista. Ha sido toda una experiencia.

¿Difícil?

—Fácil no ha sido. Tenías que coger el punto para conseguir las emociones que consigues con la voz más la imagen. Aquí solo tenía un elemento, la voz. Siempre surgen cosas nuevas y cuando te salen al camino, vas y dices: ¡Ostras! Esto también me faltaba por hacer. Yo estoy abierta y no me niego a nada. ¿Sabes lo que me encanta de la vida? Que siempre continúas haciendo cosas por primera vez.

Las radionovelas parecen antiguas, más de la época de nuestras abuelas.

—Cierto. Cuando hablas de radionovela la gente joven te pregunta qué es. Pero ahora con todo esto del podcast, está de moda, se vuelven a contar historias a través de la radio. Lo que yo he hecho ha sido una historia salida de la trama de una telenovela, Acacias 38. Sonará a antiguo, pero al final todas las modas vuelven.

¿Cómo se ha recibido el podcast de 'Acacias 38'?

—Está teniendo mucho éxito. El primer capítulo lleva como tres semanas y tiene más de 100.000 visitas. Volver a los orígenes de las cosas no está nada mal.

¿No le extrañó la propuesta?

—Soy de las que me lanzo a la piscina, y después me doy cuenta de que me he mojado. Soy de las que digo mucho tiempo después eso de: Ay, ama, qué he hecho. Pero ya estoy dentro. Cuando me lo propuso mi representante, no terminé de entender muy qué íbamos a hacer. Pero solo el hecho de que fuera para TVE y con el equipo de Acacias 38, me daba tal seguridad que aposté a ciegas por el proyecto y creo que no me he equivocado.

¿Tiene algo que ver con su personaje de esta serie, con Maite Zaldua?

—Tiene cosas. Maite se enfrenta a la vida de una manera muy echada para delante, tiene una manera de vivir muy libre. Ella se expresa a través de la pintura y yo a través del Arte Dramático. Igual que yo, ella lucha hasta el final por lo que quiere. Pero tengo que reconocer que a Ylenia hay veces que le entra el miedo, a Maite no. Ella defiende todo hasta el final, sabiendo incluso que pueden encarcelarla, que es lo que le pasó.

En 'Acacias 38', Maite mantiene una relación homosexual con Camino. Algo difícil de entender para la sociedad de principios del siglo pasado.

—Es una trama valiente. Ellas tienen que llevar una relación en secreto porque en aquella época no se entendían, tampoco se toleraban, ese tipo de relaciones. La madre de Camino no deja que viva un amor libre. Maite es encarcelada y Camino se casa con un hombre para que mi personaje salga en libertad y también para poder sobrevivir. Esa época no es comparable con la de hoy en día.

En algunos países la diversidad sexual no es una opción.

—En muchos países del mundo la homosexualidad es una condena a muerte. Aún nos queda mucho trabajo por hacer.

Hablo de hoy en día. ¿Cree que se ve con peores ojos la homosexualidad femenina que la masculina?

—Pienso que no dejamos de vivir en una sociedad machista. A pesar de que pensamos que estamos evolucionados respecto a otras épocas, aún faltan muchas cosas por hacer en este sentido. Hay que luchar para que todo el mundo pueda vivir un amor libre y pleno.

Volvemos a encender otra vez la tele, pero esta vez, ETB. ¿Qué supuso para usted hacer 'Etxekoak'?

—Un regalazo. No me esperaba para nada poder trabajar estando confinada. Jamás me imaginé que iba a poder trabajar desde casa. Quién iba a pensar que iba a hacer una serie con un trípode y un móvil. Quitando trabajo al equipo técnico. Cuando todo terminó y nos encargaron Etxekoak udan fue otro plus. Pero esta vez sin robar el trabajo a nadie porque estamos teniendo equipo, exteriores y todo lo que un proyecto audiovisual necesita.

Comparte profesión con su pareja, Lander Otaola. ¿Resulta difícil la convivencia entre dos personas con oficios como actor y actriz?

—No es que sea difícil, es lo más maravilloso que tenemos. Nos entendemos, compartimos la pasión por el arte. Nuestros hobbies también son nuestra profesión: ir al cine, ir al teatro... Nos gusta crear proyectos juntos, nos encanta hacer cortos y somos dos personas muy activas. No dejamos de crear: cuando uno tiene la idea, el otro la desarrolla y viceversa. Siempre estamos remando a favor. Aunque nos toque estar muchos momentos separados, otros muchos estamos juntos. Sabemos hasta echarnos de menos.

¿También les gusta estar en los mismos proyectos?

—Los disfrutamos mucho. De la misma forma que yo disfruto cuando hago algo al margen de Lander, y a él le pasa lo mismo, gozamos de los proyectos en los que coincidimos. Pienso que tener la misma profesión nos viene bien, nos ayudamos mucho. Creo que Lander y yo somos un gran equipo cuando estamos juntos.

Ya, pero eso de estar siempre hablando de trabajo€

—Noooo. Tenemos muchas amistades que no tienen nada que ver con la profesión y eso es aire fresco porque no tienen nada que ver con lo que hacemos. Es cierto que todas las aficiones acabas vinculándolas a tu profesión, pero no nos cansa, en el fondo es una forma de vida.

¿Proyectos de cara al otoño?

—Tengo una peli, la que está rodando Ana Murugarren. Con ella como directora he trabajado mucho. Me llamó para esta historia, García y García. Está protagonizada por Pepe Viyuela y José Mota. Tengo un papel secundario que comenzaré a rodar en septiembre. Acabo de estrenar un musical, Yo, la peor del mundo. Es sobre Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer a la que metieron monja por ser lesbiana. Me estrené en el Festival de Teatro de Olite. Con esta obra comenzaré una gira. También tengo una serie internacional de la que no te puedo contar nada más.