LAUSTROFÓBICA y cargada de crítica social, la nueva cinta del argentino Mariano Cohn, 4x4, interpela al espectador para ponerlo en una complicada tesitura ante una historia que plantea la moralidad de tomarse la justicia por la mano. Cohn, junto a su compañero de batallas Gastón Duprat, ofrece un proyecto en el que pone sobre la mesa un tema que levanta ampollas en Argentina: la inseguridad. Estrenada en 2019, la película aterriza hoy en España a través de Orange TV para encerrar al espectador en un coche junto a Peter Lanzani, protagonista de la cinta, y plantearle preguntas incómodas y con gran enjundia moral. Esta vez Cohn dirige en solitario, mientras Duprat ejerce el papel de guionista y productor. El excepcional dúo, que maravilló al mundo con la codirección de El ciudadano ilustre en 2016, logra atrapar al espectador a todos los niveles, tanto a través de la sensación de encierro físico en un coche como a través del frenético y sorprendente ritmo de la película.

Resulta complicado que una historia que desarrolla el 80% de su trama dentro de un coche sea capaz de convertirse en un producto que no aburre sino todo lo contrario, que adquiere el carácter de thriller y en el que cada minuto es una sorpresa para el espectador. En ese sentido, tienen mucho que ver los factores técnicos, el guion y la interpretación de Peter Lanzani, que sostiene tres cuartas partes de la cinta con su expresión facial, una sarta de palabras malsonantes y gruñidos de todo tipo y un coreografiado movimiento dentro del reducido espacio de un 4x4, de ahí el título.

Ya lo decía el Daniel Mantovani de Óscar Martínez en El ciudadano ilustre: “El artista debe interpelar, debe sacudir”, ese es “el espíritu que debe tener todo hecho artístico”. Así lo escribieron en su guion de 2016 y así lo ejecutan en este proyecto en el que, como dice Cohn, se busca la reacción del espectador universal. “Siempre tratamos de que las películas tengan una lectura y un tema de fondo que tenga que ver con lo argentino pero que, a la vez, ese dilema moral que toca se pueda experimentar, sea el espectador argentino, español o de cualquier otro sitio del mundo”, explica.

La cinta tiene muchas lecturas y cuenta, además de Peter Lanzani en el papel de Ciro -un ladrón que queda atrapado en un 4x4 cuando entra a robar el GPS-, con diferentes personajes que plantean aun más dilemas morales. Dady Brieva, como el propietario del coche, planteará la cuestión de si es acertado o no que uno se tome la justicia por su mano, mientras que Luis Brandoni -un habitual en las películas de Cohn y Duprat- ofrecerá una visión diferente de la que habitualmente se muestra en el cine sobre la Policía.

Con una estética realmente bella y un trabajo técnico a tener en cuenta, la película es “muy Old school”, dice Cohn: “No es tímida. Está hecha a la antigua. Los planos, la música, el tema, contando algo que te movilice, es muy Old School”. Hablar de Old School viene, entre otras cosas, marcado por el hecho de que se rodara de manera cronológica, logrando así que el protagonista (y el actor) vivieran la misma línea emocional y física para evitar “los saltos emocionales”, dice Lanzani.

El espectador acepta que se le planteen infinidad de preguntas, como en un interrogatorio policial, y se deja llevar por una historia que dura 90 minutos en pantalla pero que genera un debate postvisionado que hace que la cinta se convierta en lo que Cohn quiere: un agitador de conciencias.