Adriana Ozores es una mujer apasionada hacia su profesión, y según cuenta, vive como un lujo el formar parte de una familia de actores y directores que se remonta al siglo XIX. Se mire por donde se mire, siempre ha habido un Ozores interpretando, dirigiendo, cantando o bailando, y eso le ha brindado un apoyo incondicional, especialmente en sus comienzos. Ella es actriz de mil registros; el último que hemos visto en televisión es el que ha interpretado en Velvet Colección, serie que puso su broche final el pasado 20 de diciembre. Pero la vida sigue y su actividad artística también.

¿Se han acabado los almacenes de moda Velvet definitivamente?

Relativamente. Los personajes de Aitana Sánchez Gijón, doña Blanca, y el mío, Macarena, siguen teniendo abierta una franquicia en Sevilla y quién sabe... Sea como fuere, el final ha sido un broche muy bonito.

¿Cómo ha visto en el episodio final?

Me ha gustado mucho todo el recorrido que ha tenido mi personaje, Macarena Rey, y estoy muy contenta de haber participado en este reencuentro con unos compañeros maravillosos.

Dice que aún existe la franquicia de Velvet en Sevilla, ¿puede haber algún spin off o cree que los almacenes no deben abrir de nuevo sus puertas a la televisión?

Pienso que han tenido un recorrido suficiente en el planteamiento que ha hecho la productora. Ha habido un desarrollo completo, pero sobre todo quiero destacar cómo se ha querido hacer todo, porque se ha hecho de un modo impecable. Este ha sido el broche final y pienso que es definitivo.

De todas formas, ¿le gustaría a usted que hubiera una secuela centrada en su personaje y en la franquicia de Sevilla?

Me gusta que las cosas tengan un final necesario. Nada dura para siempre y es mejor no alargar. ¿Puede haber una secuela? No diría que no, pero tampoco sé si es necesaria para mi personaje y para la historia que hemos contado.

¿Cómo ha convivido con Macarena Rey, su personaje?

Ella ha evolucionado mucho a lo largo de la historia. Empezó como una mujer que no se atrevía, que no podía, que no veía el mundo en el que estaba con los ojos de los demás, pero de pronto cambia y empieza a ver el universo de una manera muy distinta. Ha llegado a tener su propio negocio y a desvincularse económica y emocionalmente de su marido. Digamos que pasó de ser una mujer muy dependiente a convertirse en una persona dispuesta a arriesgarlo todo.

La serie describe un mundo totalmente centrado en el diseño de ropa para la clase alta. ¿Cree que es paralelo al que se puede vivir ahora?

En aquella época la moda no era tan democrática como ahora. En estos momentos hay tendencias para todos los gustos. Pienso que en los años 60 o 70 era más selectiva y había más diferencias. No hay más que ver el vestuario que ha desfilado por la serie, que es maravilloso.

¿Cómo se ha sentido usted con él?

Estupendamente. No es una ropa que esté acostumbrada a llevar todos los días, pero es un fortuna poder lucirla de vez en cuando.

¿Se pondría alguno de esos modelos ahora?

Alguno sí, otros no. A mí, en general, la ropa me gusta mucho y creo que aquí se ha cuidado mucho. Ha habido un esmero por parte de los creadores de la serie, de los guionistas y de los responsables de vestuario, pero no podía ser menos, porque la serie hablaba de moda. El vestuario ha sido especial y a todos nos ha traído recuerdos de épocas anteriores, más o menos vividas, pero siempre muy reconocibles.

¿Cómo es su estilo a la hora de vestir?

No soy especialmente seguidora de un estilo, porque me gustan muchas tendencias. Me va ir cómoda, preparada, me gustan las prendas con glamour, con elegancia? Todo según las circunstancias.

¿Alguna prenda que nunca se pondría?

En principio me pongo todo, pero lo dicho, según las circunstancias.

Hablemos de su trayectoria. Si empezamos con la primera película que consta en su currículo, Los energéticos, se cumplieron en 2019 los 40 años de su debut. ¿Tenía claro que quería ser actriz?

No. Con 20 años no tenía nada claro, como casi nadie a esa edad. Fue la vida la que me empujó. Estaba haciendo otras cosas y de repente, la vida se plantó delante y me dijo: Oye, ¿no quieres ir por aquí? Acepté y creo que acerté.

Sus bisabuelos, abuelos, padres, tíos, primos? Toda su familia ha estado involucrada en el mundo de la interpretación, así que parece que no podía escapar.

No se trataba de escapar, porque podía haberlo hecho. Nadie te obliga a seguir los pasos de los que tienes alrededor. Simplemente llega un momento en el que debes decidir y así lo hice. Nunca me he arrepentido y me he sentido muy mimada.

Con un apellido como Ozores, ser actriz parece obvio.

El apellido pesa, y mucho. Mi familia me lo puso fácil, no lo voy a negar. Me ha aportado mucho conocimiento y al principio de la profesión también mucho apoyo. Empecé a trabajar con mi tío Mariano, todo lo que hice en mis primeros años como actriz fue con él y me he sentido mimada no, lo siguiente.

Otros descendientes de sagas de actores dicen que en ocasiones el apellido puede ser un lastre.

También puede ser. Es cierto que pertenecer a una familia muy conocida en un campo laboral, sea la interpretación o cualquier otro, te da una responsabilidad tremenda. O superas esa barrera de responsabilidad o te quedas anclada. En mi caso, mi voluntad fue llevar una dirección diferente a la que tenía mi familia, pero debo reconocer que a lo mejor no estaríamos hablando tú y yo si no hubiera contado con el apoyo de todos los Ozores cuando empezaba.

¿Qué ha hecho profesionalmente después de Velvet?

Muchas cosas. Ahora estoy haciendo una obra de teatro muy bonita en la sala Pavón Kamikaze que se llama Los hijos, de Lucy Kirkwood. Estoy con Susi Sánchez y Joaquín Climent. Además, en febrero estreno una película que ha dirigido Gracia Querejeta, Invisibles, con Emma Suárez y Nathalie Poza. Y estoy también en un proyecto precioso con Luis Tosar. Él quiere hacer un trabajo con los grandes místicos españoles en colaboración con el Instituto Cervantes y vamos a llevar un recital de San Juan por todo el mundo. En primavera empezamos con Europa.

Ser actor es vivir en permanente estado de crisis, ¿no?

Fíjate que yo no creo que sea una cuestión de crisis?

Ah, ¿no?

No. Cuando hablamos de crisis nos estamos refiriendo a una cuestión puntual, pero el trato que recibe el arte en general, y más en este país, no es algo puntual.

Más que a trato se referirá a maltrato.

Sí, claro. Es un mal endémico. Hablar de crisis me parece superfluo. Un país, empezando por su gobierno, tiene la responsabilidad de decir cómo entiende a la cultura.

Parece que en España lo han dicho todos los gobiernos de mil maneras, y la cultura importa poco, ¿o no?

Más o menos. Han dejado claro que no es una prioridad.

¿Y debe serlo?

Hay otras cosas que son prioritarias y necesarias, quizá la cultura no tenga que ser la principal prioridad, pero también hay que decir que se ha apartado a la cultura en demasiadas ocasiones, incluso se la ha considerado incómoda. En cualquier caso, yo tampoco hablaría de crisis porque en estos momentos se están haciendo muchísimas producciones a nivel audiovisual y teatral. Se están haciendo cosas muy interesantes. No hay crisis más allá de la económica que afecta a todos los sectores. Lo que hay, como en el resto de las actividades culturales, es una gran indiferencia por parte de los diferentes gobiernos, que apartan a la interpretación constantemente. Los que están arriba tienen una responsabilidad, la de decidir en qué lugar colocar la cultura.

Sin embargo, no parece ser una cuestión de ideología, porque ha habido gobiernos socialistas y de derechas, y al parecer ninguno ha apoyado la cultura ni la ha vendido al exterior. ¿Da eso miedo?

Es verdad, no lo han hecho ni unos ni otros. No sé si es miedo, pero tampoco es algo reciente este tratamiento, pienso que es un mal que viene de hace mucho tiempo atrás.

PERSONAL

Edad: 60 años (21 de mayo de 1959).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Familia: Tiene un hijo con el también actor Joaquín Climent. Pertenece a una importante y extensísima saga de actores y directores: el clan Ozores.

Trayectoria: Comenzó a las órdenes de su tío Mariano hace cuatro décadas, cuando tenía solo 20 años. Desde entonces su carrera como actriz ha sido imparable. Ha trabajado para la tele en producciones como Manolito Gafotas, Los hombres de Paco, Gran Hotel, La señora y Rabia, entre otras. Lo último ha sido Velvet.