Bilbao- El libro habla de legados de padres a hijos, de piedras preciosas y del amor, todo ello en el marco del siglo XIX. Su autor, Ramón Campos, ha hecho disfrutar a los espectadores de televisión con un abanico de series que recoge todos los géneros. El día 10 estrenará en Movistar+ una de las producciones que más expectación ha levantado, Instinto. Pero junto con su mujer y socia, Teresa Fernández-Valdés, ha creado Gran hotel, Velvet, Las chicas del cable o 45 revoluciones, entre otras.

Un hombre de televisión metido a escritor. ¿Por qué se mete a escribir ‘El orfebre’?

-Hacer esta novela fue una forma de homenajear a mi padre, que hace poco que ha fallecido. Es contar la historia de alguien para el que su padre es un referente.

¿Lejos de la ficción audiovisual?

-Totalmente. No quería sentirme constreñido por la estructura, por el presupuesto y por la forma de contar que tienen la televisión o el cine. Quería sentir la libertad, y lo que empieza con una anécdota o un cuento se va convirtiendo en algo más grande, termina en novela.

¿Es más difícil escribir una novela que una historia para televisión?

-Más difícil no lo sé, distinto, sí. En la televisión eres parte de un equipo y es el equipo el que crea la serie. Siempre decimos que el guion es una herramienta de trabajo, no una obra artística.

En la novela solo cuenta su firma.

-Cierto. Estás solo contra la historia, los personajes y el resultado final. A la hora de narrar, no tienes ningún tipo de alerta, no va a venir nadie a decirte: ¿No te parece que esto funcionaría así mejor? Te propongo que la ropa de este personaje sea esta y no la que tú dices. No tienes a nadie de tu equipo dándote ideas. En el caso de El orfebre, todo lo que está en la novela lo he creado yo.

¿Se imagina ‘El orfebre’ en el cine o en la televisión?

-Creo que más al cine que a la tele. Digo al cine por una cuestión de estructura, de viaje del protagonista hacia la edad adulta y la búsqueda del amor. Por el tipo de historia que es, el presupuesto sería demasiado alto para la tele.

Promoción de un libro y mucha televisión entre manos...

-Estamos a punto de estrenar Instinto en Movistar+, la semana que viene, el día 10. También está a punto de llegar a los espectadores Alta mar en Netflix. En unos meses también se podrá ver El crimen de Alcàsser. En septiembre estrenaremos En el corredor de la muerte, una serie basada en el libro de Nacho Carretero? Seguiremos con Las chicas del cable, tenemos 45 revoluciones en emisión... (Todas son obra de la productora Bambú, que fundó con Teresa Fernández-Valdés, su esposa).

‘Instinto’ es una apuesta muy arriesgada, ¿no cree?

-Muy arriesgada, es una idea de Teresa. Ella tenía la idea de hacer una serie con un punto erótico?

Más que un punto, diría yo.

-Ja, ja, ja? Sí. Ella quería ese punto erótico y hurgar sobre los traumas sexuales de los personajes. Es una serie ideal para ver en plataforma, posiblemente sea un visionado más solitario que para toda la familia en la tele. Quizá la puedas ver con tu aita, pero no es familiar.

De que no es familiar no me cabe ninguna duda, pero no sé si es para verla con tu padre al lado.

-Es un trabajo maravilloso por parte de todos. Tengo que hablar de Mario (Casas), él se ha echado a las espaldas una serie muy complicada. Pienso que va a sorprender a todo el mundo. Todo el que la ve no encuentra ningún referente similar en todo el mercado internacional.

Hay quien asocia esta serie con la película ‘Cincuenta sombras de Grey’.

Nada que ver. Lo único en Cincuenta sombras de Grey es que se juega con el tema sexual también, pero si esta película no existiera la relacionarían con Instinto básico. En cuanto la gente se siente a verla, se va a dar cuenta de que la historia de Instinto es una historia más profunda que la de Grey. No es una historia de Cenicienta con un maquillaje de sadomaso. En la nuestra, los personajes tienen problemas serios y sufren arcos de transformación.

Durante el rodaje, Mario Casas señaló que había escenas muy fuertes y mostraba sus dudas de que se emitieran todas.

-Son muy fuertes algunas escenas, Mario tiene razón, nadie mejor que él para decirlo. Finalmente, se van a enseñar todas. Se pactó con Movistar+, les enseñamos lo que nosotros queríamos mostrar y les dijimos que Mario estaba de acuerdo y ellos han sido muy valientes y han aceptado a que se vea todo.

¿Una serie con muchos rombos?

-El público que se acerque a Instinto tiene que estar preparado para escenas de alto contenido erótico.

Vaya, que era imposible hacerla para una generalista.

-Imposible no, se puede hacer. Pero no sé a qué hora habría que emitirla para que no te pongan los cuatro rombos. No es para una generalista por el tipo de imágenes explícitas que hay.

¿Nos vamos a sonrojar?

-No. Digo que no porque el público que se acerque a ella seguro que es consciente de lo que va a ver. ¿Sonrojar? No, el verbo sería sorprender.

Muchos pensarán que esta temática siempre sale del cerebro de una mujer.

-Pues no. Hay que verla, es una serie que tiene mucho que ver con las mujeres. Además, está abordada con una visión de mujer. Si la hubiera hecho yo en vez de Teresa, habría sido muy distinta; de hecho, había cosas en las que no estábamos de acuerdo.

Parece que Teresa y usted han puesto ya punto y final a ‘Velvet’.

-Se termina a fin de año, estamos trabajando en la última parte, será una película. Queremos que sea la guinda final a esta tarta maravillosa que todos estos años ha sido Velvet.

Una serie que sigue dando mucho de sí es ‘Las chicas del cable’.

-Netflix compró esta serie en un momento en el que todo el mundo pensó que iban a apostar por un House of cards, algo más de plataforma, y para sorpresa de todos nos llaman a nosotros, que somos los de Velvet y los de Gran hotel, dos series que eran las más vistas en su canal de streaming. En la primera temporada de Las chicas del cable nos jugábamos mucho, ellos habían emitido Marsella y no funcionó. La siguiente serie tras esta era la nuestra. Vivimos el estreno con mucha tensión, ellos y nosotros.