Más allá de industrias particulares, una de las cuestiones que el software más fácilmente se comió (en su acepción de transformación) es el de los materiales educativos. No me negarán que hoy más que nunca abundan. De hecho, es probable que lo que falta es orden. Esto es algo muy propio de nosotros, los humanos: desordenamos para luego tener que ordenar.

Se calcula que en el mundo hay unas 2.000.000.000 de páginas web (en la web no profunda, claro, la navegable por cualquiera). Y es cierto que en este océano de webs, seguramente uséis entre 10 y 20 de ellos con recurrencia, poco más. Hay algunas, menos conocidas en nuestras latitudes, que me parecen literalmente espectaculares. https://ocw.mit.edu, por ejemplo, tiene vídeos, materiales didácticos y hasta exámenes del MIT (una de las top-10 universidades del mundo). El Smithsonian Learning Lab es una plataforma con recursos y contenidos de diferentes materias gratuitos y abiertos para su reutilización. openlibrary.org tiene millones de libros gratis. https://99u.adobe.com/talks contiene conferencias de las mejores mentes del planeta. https://www.documentarystorm.com/ contiene un arsenal de documentales de forma gratuita. El proyecto Gutenberg, tiene 60.000 libros digitales gratuitos. Y si quieres aprender a programar gratis y de forma ordenada, tienes https://www.freecodecamp.org/. ¿Por qué os doy estas recomendaciones? Más allá de estas webs en sí mismas, es una forma de expresar que cuando tu único valor añadido sea el contenido o un material, el software acabará comiéndote. Entiéndase el juego de palabras y la metáfora.

Por este tipo de ejemplos es por lo que creo que las universidades tendremos una larga vida. Precisamente nuestro valor añadido no se restringe a una serie de materiales educativos que ofrecemos. Lo que hacemos es ordenarlo, planificarlo, acompañar al estudiante, etc. Hace unos días leía a los fundadores de Wuolah (una plataforma para el intercambio de apuntes entre estudiantes), decir que han "transformado la educación". Sí creo que han hecho algo muy habitual en el mundo digital: exponer y abrir al mundo algo que ya pasaba en el mundo físico y presencial. Al final, compartir apuntes es algo que todos hemos hecho. Sin embargo, de ahí a transformar la educación, creo que hay un mundo.

La educación es uno de esos sectores que "siempre serán necesarios" en nuestra era del Homo Docens. Ante cambios tan abruptos como los que trajo la pandemia (dificultades para acudir al colegio o ir a actividades extracurriculares), era cuestión de tiempo que nos diéramos cuenta que la educación es algo más que un conjunto de materiales. Más que Homo Sapiens, somos Homo Docens. La mayoría de las cosas que sabemos del mundo no nos son innatas. No llegamos al mundo con ellas, sino que las aprendemos. Y esos procesos de aprendizaje llevamos décadas tratando de entenderlos y mejorarlos. Nuestra capacidad para aprender puede incrementarse; y para eso nacieron las instituciones educativas, que son sistemas complejos para ayudarnos a mejorar. Y por eso somos un sector donde la tecnología no lo tiene tan fácil para comernos. Evidentemente que podemos usar la tecnología para llegar más lejos y mejor. Para complementarnos. Para mejorar parte de nuestros procesos. Pero para comer en el sector, hay que primero entender lo que hacemos y somos. Y eso creo que es lo que normalmente se suele vulgarizar.

Como con el fútbol, en el que somos todos entrenadores, con la educación, todos somos profesores. Pero les invito a encontrar algún centro educativo 100% digital que sea perfectamente sustituible por una alternativa 100% presencial (y viceversa).

Invito a los lectores a encontrar algún centro educativo 100% digital que sea perfectamente sustituible por una alternativa 100% presencial (y viceversa)