La conclusión parece clara: las nuevas generaciones no se manejan bien por los directorios (carpetas). Les cuesta encontrar ficheros cuando están organizados por carpetas. Mi modelo mental de organización por carpetas y directorios (muy propio de los primeros años de Internet, en los que básicamente digitalizamos el mundo físico y lo replicamos en Internet), con una jerarquía y una lógica administrativa, no es el modelo mental de mis estudiantes. Se trata de un modelo de pensamiento en el que las cosas deben estar en un único sitio, y en el que el nombre de esas carpetas es medianamente intuitivo para su localización posterior. Es por lo que las carpetas de Windows se llaman Descargas, Mis documentos o Escritorio. Tratan de replicar un mundo físico.

Sin embargo, desde la irrupción de Internet, hay gente que ha vivido ya toda su vida en el mundo digital. A mí realmente me ilusiona pensar que pertenezco a la última generación que vivió la transición del mundo físico al digital. Eso me permitió entender la magnitud del cambio. Me permitió entender el valor de las cosas en el mundo físico y qué valor añadido nos daba el digital. Pero debía estar equivocado, y quizás deba cambiar mi forma de afrontar muchas cosas.

Generación google

Mis alumnos pertenecen a una generación en la que Google les ha acostumbrado a buscar todo. O tenemos un buscador para localizar, o nos sentimos incómodos. En una organización, cuando tenemos que organizar la documentación, tenemos dos opciones en general: (1) Carpetas y subcarpetas de toda la vida; (2) Un “espacio abierto”, todo al mismo nivel, donde los archivos son guardados con un nombre que sigue ciertas especificaciones y unos metadatos que facilitan su recuperación. Como cuando metemos la ropa en la lavadora, que no miramos el orden en el que quedan, se trataría de no preocuparse por su orden. Luego siempre lo tendremos fácil para recuperar esos archivos.

Este tema me parece especialmente importante porque la gestión del conocimiento y de documentos de cualquier organización, seguirá creciendo en complejidad y siendo más relevante en utilidad. El sistema de carpetas es muy “personal” (cada uno a su manera), en una era en la que cada vez se trabaja de forma más compartida. El buscador, “democratiza”. ¿Ganarán las nuevas generaciones haciendo que las empresas tengan que implantar sistemas de búsqueda para todo?

Estas reflexiones me han llevado a pensar que quizás me deba dejar de preocupar por esos escritorios en los que hay decenas de iconos sueltos sin orden alguno. ¿No os pone nerviosos? A mí sí. Pero también veo cada vez más. Pero es que quizás el raro sea yo. Supongo que a mí lo que me fatiga cognitivamente de esa situación es mi preocupación por luego ser capaz de saber dónde está cada cosa. Evidentemente, si ellos y ellas piensan que luego habrá un buscador, entiendo que no les preocupe ese desorden. Las redes sociales (donde un algoritmo les dice qué tienen que leer), los sistemas de almacenamiento en la nube (Dropbox, Google Drive o Microsoft OneDrive, que tienen un buscador realmente potente) o el email (donde es fácil localizar con palabras sueltas en un buscador), son solo algunos de los sistemas de nuestro día a día que a buen seguro han cambiado cómo afrontamos la recuperación de archivos.

Google tiene ya 20 años. Facebook va camino de ello. Y yo, camino de los 40 años. He ahí la diferencia.

El sistema de carpetas es muy personal (cada uno a su manera), en una era en la que cada vez se trabaja de forma más compartida. El buscador democratiza