Para dar respuesta al problema anterior he registrado el nombre alexrayon.eth. Es el ENS (Ethereum Name Service) que he elegido. Es la pieza angular de la web 3.0, lo que muchos y muchas llaman ya Internet descentralizada. Os estaréis preguntando qué es ENS. Se trata de un sistema de diccionario, en el que se asocia un nombre de servicio a una información. Pero, de una manera segura y descentralizada. No es muy diferente su funcionamiento a lo que hacen los nombres de dominios web.

Si entendemos que la evolución de Internet converge hacia la descentralización de los sistemas, tener un dominio que permite descentralizar su ubicación, puede que pronto sea de uso común. Además, pueden funcionar como una dirección de vuestra cartera (wallet) para criptoactivos. Una manera rápida y fácil de decir dónde transferir, cómo comprar, dónde cargar una operación, etc.

Son seguras, en su sentido estricto del término, porque se trata de una identidad construida a partir de técnicas criptográficas. Un activo único y singular (como los nombres de dominio tradicionales), que permite que cualquiera lo registre, compre o venda. Permite hacer cualquier operación con una única identidad: enviar y recibir pagos (evitando el fraude y el riesgo de una contraseña), acceder y registrarte en sitios web y sobre todo, no combinar caracteres y números para definirme en sitios web.

Todo esto es posible porque se asienta sobre una de las implementaciones más prometedoras del concepto Blockchain: Ethereum. Las cadenas de bloques (blockchain), son una red de ordenadores que buscan que personas que no se conocen entre sí confíen y que colaboren para prestar un servicio. Por hacerlo, se les recompensa con una criptomoneda. Los que quieran usar esta red segura y descentralizada, deben pagar por ello. Como todo en la vida, nada es gratis. Por lo tanto, al final del día, lo que tenemos es un sistema de identificación seguro, abierto a cualquiera, con un sistema de incentivos bueno para los dos lados (oferta y demanda), y sobre todo, sin una entidad central que me obligue a crear una contraseña.

Ethereum nació como un servicio para liberar a los ciudadanos de la tutela del Estado. Se inspiró en muchos principios anarquistas. Buscaban poder hacer cualquier transacción económica sin intervención de terceros, y que sea imposible de rastrear o de intervenir. Que fuera de todos y de nadie. Hoy, es la red que más rápido ha llegado a 500.000 millones de valoración, tiene la Enterprise Ethereum Alliance, en la que participan empresas como el Banco Santander, JP Morgan, BBVA, ING o Microsoft, entre otras. La Unión Europea estudia el sistema del Ether para el lanzamiento del euro digital (que debéis conocer). Y, marca un camino claro para que podamos hablar de que la Web 3.0 está aquí. Permitidme hacer una recapitulación de la evolución de Internet en: (1) Web 1.0: los links, la primera piedra para disfrutar de webs estáticas sobre las que navegabas mientras dejabas sin teléfono al resto de la casa; (2) Web 2.0: mejora la velocidad de Internet y llega el contenido interactivo (los likes), y el poder compartir todo tipo de información (fotos, vídeos, audios, etc.); (3) Web 3.0: la privacidad es un derecho básico de nuestra vida digital.

Necesitamos redes descentralizadas y nuevas formas de hacer transacciones. Por ello, esto de los eth, ¿quizás sea como cuando a finales de los 90 y comienzos de los 2000 registramos dominios por si las moscas?

ENS es un sistema de diccionario, en el que se asocia un nombre de servicio a una información. De manera segura y descentralizada. Su funcionamiento no es muy diferente a los dominios web