La pandemia ha obligado a acelerar aún más el proceso de digitalización. Pocos lugares son ‘analógicos’ hoy en día. Uno de esos lugares vírgenes de la tecnología hasta ahora eran los cementerios. Pero esto ya ha pasado a la historia, pues la última moda funeraria es la colocación de códigos QR sobre los nichos o lápidas.

Aunque ya en 2012 hubo un intento de digitalizar los cementerios, es ahora cuando esta idea ha cogido fuerza. En Sudamérica, por ejemplo, muchas tumbas ya cuentan con este cuadradito que permite acceder a más información sobre el difunto.

Dentro del código se puede recoger todo tipo de datos del fallecido. Desde fotos, hasta vídeos, pasando por una especie de biografía de la persona. Para acceder a él solo hacer falta un teléfono móvil con cámara de fotos.

Muchas funerarias españolas ya ofrecen este servicio como cualquier otra prestación. Es más, la oferta es cada vez más amplia y ya se pueden incorporar poemas, canciones o un libro de condolencias digital. Aunque algunas optan por grabar el código en la parte central de la lápida, otros buscan un lugar escondido en la cerámica.

Pero esto también tiene su parte controvertida. Y es que cualquier persona puede entrar a un cementerio público y acceder a información sobre los fallecidos, así que se está estudiando que el código QR cuente con un código de seguridad restringido a familiares y amigos para evitar la presencia de curiosos.