Las instalaciones centralizadas alimentadas con gasóleo C que dan servicio de calefacción y agua caliente sanitaria a muchas comunidades de propietarios en Euskadi tienen los días contados. La Ley de Sostenibilidad Energética de la Comunidad Autónoma Vasca ha fijado su final para 2030.

En este artículo queremos proporcionar una visión actualizada de la situación, una vez superadas las dificultades impuestas por la Covid 19. Tras la publicación de la ley en 22019, desde la Dirección de Energía del Gobierno vasco se envió una circular informativa a las comunidades de propietarios afectadas por la medida, anunciándoles el plazo y explicándoles que el nuevo marco jurídico de la sostenibilidad energética, parte de la premisa de que debe ser el conjunto de la sociedad quien colabore en la consecución de sus objetivos.

Todos estamos de acuerdo en que la lucha para frenar el cambio climático es un compromiso intergeneracional ineludible. Preservar el planeta para el futuro de las nuevas generaciones es más necesario que nunca.

Ahora bien, se exige a la ciudadanía que colabore y cumpla, pero sin un plan específico para llevar a cabo la transición energética que se le demanda. Priorizar la eficiencia energética, impulsar la implantación de energías renovables y el desarrollo de sus tecnologías, debe ofrecer un trato justo a las personas consumidoras.

Esta opinión, que lanzamos desde Amicyf Euskadi, se apoya en que dentro de los nuevos programas de ayuda aprobados por el Gobierno vasco para impulsar la eficiencia energética en este tipo de instalaciones, se ha prescindido del gas natural como combustible de transición. Hay que recordar que la propia Ley de Sostenibilidad Energética permite este combustible hasta 2050.

Este horizonte a 2050, ofrece dos claras ventajas a las comunidades. En primer lugar, les brinda la oportunidad de reducir ampliamente sus emisiones, el gas natural es un combustible mucho más limpio que el gasóleo C, en un plazo corto y, además, sin tener que afrontar fuertes inversiones. La otra gran ventaja es que además, el vector energético del gas está trabajando en estos momentos en post de su descarbonización. Tanto el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima a nivel estatal, como el nuevo paquete de energía de la Unión Europea dirigen sus esfuerzos a facilitar la integración de los denominados gases renovables (biometano, hidrógeno, GNS …) con bajas emisiones de carbono, en la red existente y su acceso a dicha red, lo que permitirá a los usuarios conectados a estas redes bajar sus emisiones en un próximo futuro.

Los programas de ayudas puestos en marcha por el Gobierno vasco, como ya se ha comentado, prescinden de este paso intermedio y saltan directamente al impulso de sistemas renovables. No nos cabe ninguna duda de que las ventajas de estas alternativas son importantes, pero para su implantación en edificios existentes, existen numerosos inconvenientes.

A continuación indicamos, siempre desde nuestro punto de vista, los inconvenientes más notables para la implantación de este tipo de sistemas en edificación residencial existente, que a nuestro modesto entender no se han tenido en cuenta a la hora de afrontar la eliminación de las instalaciones centralizadas alimentadas con Gasóleo C.

Biomasa Para la implantación de este tipo de sistemas, es necesario disponer de un espacio importante, donde poder construir un silo, que permita almacenar importantes cantidades de biomasa (pellets, astillas…) y que cumpla con las condiciones que requiere el almacenamiento de este tipo de combustible. A lo que hay que añadir el impacto en el tráfico rodado que tiene la utilización de este combustible. La biomasa se transporta en camiones de importantes dimensiones, con el gasto energético que ello supone y el impacto añadido para el tráfico rodado en los núcleos urbanos.

También es necesario disponer de espacio suficiente y de fácil maniobra para la descarga del combustible, sin tener que cortar calles o espacios de uso común. Hay que tener en cuenta que el tiempo de descarga de combustible es importante, dependiendo de la cantidad que se pretenda descargar.

Además, la biomasa tiene un poder calorífico de aproximadamente la mitad que el gas natural o el gasóleo-C, por lo que para la misma autonomía el almacenamiento de combustible debe ser mucho mayor. Más del doble, ya que el rendimiento de combustión también es menor.

A todo esto, se debe añadir el impacto de las partículas de inquemados sólidos que producen estas instalaciones en la calidad del aire de nuestras ciudades.

Aerotermia Esta alternativa está muy apoyada por la reglamentación vigente, presenta una gran dificultad técnica de implantación en instalaciones de calefacción y A.C.S. existentes, por los siguientes motivos:

- Muchas dificultades o casi inviabilidad física de implantación de equipos, que deben estar en contacto con el exterior y preferentemente en intemperie.

- Son sistemas que trabajan a baja temperatura para conseguir rendimientos aceptables (45º-50º) y las instalaciones existentes, casi en su totalidad; trabajan a temperaturas de 80ºC-90ºC, para dar servicio en calefacción y en A.C.S. A menores temperaturas el rendimiento de los emisores de calor instalados se reduciría tanto que con temperaturas por debajo de 10ºC no se conseguirían las condiciones de confort en calefacción. Para dar servicio de agua caliente, se deberían instalar bombas de calor de alta temperatura, con rendimientos menores.

- Necesidad de contratar una importante potencia eléctrica en el edificio para poder alimentar a las bombas de calor. El cambio de la instalación eléctrica debería ser aprobada por la compañía suministradora y en muchos casos requeriría la instalación de un centro de transformación. La colocación de un centro de transformación requiere espacio para su instalación que no hay disponible en las instalaciones existentes. No es posible instalarlo en el recinto de sala de calderas existente, ya que no se cumplirían las normas de la compañía para este tipo de equipamiento.

Geotermia Se descarta esta tecnología, por los mismos motivos que los planteados en el sistema de aerotermia y además:

- No hay posibilidad de realizar captaciones del terreno, dado que no hay posibilidad de actuaciones en el interior del edificio. En el exterior no se podrían llevar a cabo ya se invaden otras propiedades.

- La cantidad de captaciones que habría que realizar (60W/m.l. de tubo aprox.) para una media de potencia de 200 kW habría que realizar una perforaciones de 3.500 m.l aproximadamente.

- Inversiones muy importantes, difícilmente amortizables.

Desde Amicyf pensamos que la solución pasa por la hibridación de sistemas, es decir, la combinación de la utilización de fuentes de energías renovables como apoyo al sistema convencional, gas natural en este caso. Si tenemos en cuenta que las nuevas calderas de condensación a gas ahorran hasta un 30% frente a las calderas existentes y si les sumamos el aporte de renovables bien a través de energía solar fotovoltaica, solar térmica o bomba de calor como apoyo para la producción de ACS, podemos generar un importante descenso de las emisiones contaminantes, en un plazo relativamente corto. De esta forma se llegaría a 2030 con los deberes hechos, a la vez que avanzamos en una mayor independencia energética. Por lo que consideramos que sería bueno reestablecer ayudas pare este tipo de transformaciones de instalaciones en comunidades de propietarios.

Firma: Federación de Asociaciones de Mantenedores de Instalaciones de Calor y Frío