En caso de conseguir un pase para la final, las calles de Bilbao se llenarán de aficionados eufóricos celebrando. Sin embargo, hay quien prefiere ser cauto, como Santos. Este hincha verá el partido en casa, con la familia, y lo celebrará no muy alto, guardando así fuerzas para gritar la noche del 6 de abril que el Athletic es campeón.