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Cracovia, cultura europea, patrimonio centenario y naturaleza sorprendente a un paso de Bilbao

Ciudad moderna llena de historia que fue capital de Polonia durante siglos, con vuelo directo desde el aeropuerto de Loiu.

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Mucha gente desconoce que existen vuelos directos, sin escalas a Cracovia. La preciosa ciudad polaca se encuentra a solo tres horas. Con un par de conexiones por semana. Y se pueden encontrar billetes desde 35 euros por trayecto. Más baratos en ocasiones. Claro que el precio del viaje es lo de menos cuando al apearse del avión quien viaja pisa otro mundo. El auténtico corazón de la vieja Europa. A orillas del Vístula, un gran río por el que corre la historia del continente, aguardan una naturaleza apabullante, un patrimonio que puede situarnos al borde del síndrome de Stendhal por su belleza, unas gentes acogedoras y una gastronomía que reclama ser conocida. 

Patrimonio para todos los gustos

Cracovia es una ciudad viva y pujante, la segunda más grande de Polonia. Una localidad que se salvó de ser arrasada durante las dos guerras mundiales y mantiene todo el orgullo de su pasado. Por eso, en 1978 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hoy disfruta de una activa vida universitaria y cultural.

Stare Miasto, el Casco Viejo de Cracovia, se articula en torno a su Rynek Główny, la  Plaza del Mercado, una de las plazas medievales más grandes de Europa que se abre en el centro de casas de colores. La muralla, su barbacana, la imprescindible basílica de Santa María o el bullicioso Kazimierz, es decir, el barrio judío, se encuentran a la sombra de la colina de Wawel, con su fascinante castillo en lo alto. El castillo fue sede de los poderosos reyes polacos y da fe de ello.

Sabores de Cracovia

Cracovia es una ciudad que llega al corazón. Pero no olvida el estómago. En cualquier rincón aparecen coquetos puestos tradicionales unas rosquillas (obwarzanek) cuya receta se remonta a la Edad Media. Aunque, quien pasee por sus calles debe templarse con un cuenco de biały barszcz, una sopa a base de masa fermentada de centeno, pan y un sutil caldo de conejo y salchicha blanca. Delicioso.

Otra cosa es la maczanka krakowska, la hamburguesa primigenia. Su carne es condimentada y guardada durante doce horas antes de ser cocida en caldo y nata y pasar por la plancha. Se drive entre pan y pan, acompañada por pepinillos y verduras. ¿Comida callejera? ¡Si! Pero también los restaurantes gourmet lucen la maczanka krakowska en sus cartas.  De postre, un must: sernik krakowski, una tarta de queso con todo el sabor de Cracovia. Por cierto, en torno a la ciudad se producen vinos de calidad, poco conocidos pero valorados por los sumilleres. Fíjese en los precios. Las cervezas locales son de las de quitarse el sombrero y conviene probarlas.

Todo un universo de nuevas experiencias a solo tres horas de vuelo desde Loiu. Eso y mucho más es Cracovia.

La vieja capital, joven ciudad universitaria, cuna de Papas y orgullosa de su barrio judío, resulta amable e interesante en cualquier época del año. Pero, por estas fechas, presume de una tradición que se remonta al siglo XIX: sus Belenes de Navidad resultan tan extraordinarios que forman parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

Naturaleza y relax

El ambiente de sus calles relaja. Claro que un desplazamiento corto puede situar a quien viaje en lugares únicos. Como Zakopane, una población pintoresca junto a las  imponente cordillera de los montes Tatra con sus picos calizos nevados. Singulares casitas e iglesias de madera policromada dan paso a un parque natural que invita al senderismo, el trekking y todo tipo de actividades. Teleféricos y funiculares ponen el paisaje, boscoso o nevado, a disposición de quienes prefieran un paseo suave. Por si eso fuera poco, aguas geotermales a 36 grados dan pie a una zona balnearia. El único problema es que pueden dar ganas de quedarse allí para siempre. 

Cuando la sal es arte

Una mina convertida en arte. Eso es la Mina de Sal de Wieliczka, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1978. Muy cerca de Cracovia con fácil acceso en transporte público. Ofrecen visitas guiadas, que conviene reservar online, en castellano al menos  dos veces al día durante todo el año. 

El recorrido por el laberinto subterráneo pasa durante dos horas por pasillos y cuevas talladas a lo largo de los 700 años de la historia del lugar para extraer sal de roca. La visita permite conocer las tecnologías de la obtención y transporte de la sal, parte de la historia de Polonia, leyendas y las esculturas realizadas en la roca salina por los mismos mineros, así como el lugar más espectacular de la mina: La Capilla de Santa Kinga.

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Quien vuelva de la sorprendente mina a la ciudad puede aún encontrarse con la Leyenda del Trompetista, o si es primavera, con el colorido Desfile de Dragones que da vida a la Leyenda del Dragón de Wawel.

Todo un universo de nuevas experiencias a solo tres horas de vuelo desde Loiu. Eso y mucho más es Cracovia.