El Gobierno francés y los conservadores anunciaron este martes que han alcanzado un acuerdo sobre la ley de inmigración, que en una versión endurecida del texto será llevada esta noche a votación a la Asamblea Nacional.

Incluso si no es "perfecto", afirmó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en declaraciones a la prensa tras lograrse el acuerdo, "nos alegramos de que tengamos este texto para proteger a los franceses".

El acuerdo fue alcanzado en una comisión mixta parlamentaria (siete miembros de la Asamblea y otros tantos del Senado), una instancia a la que el Ejecutivo había acudido después de que la Cámara baja rechazara la semana pasada debatir otra versión del texto que la izquierda consideraba demasiado dura y la derecha demasiado permisiva.

Con ese escenario, el oficialismo, que desde 2022 no posee mayoría absoluta para sacar adelante iniciativas en solitario, volvió a la versión más conservadora del proyecto que había salido del Senado (de mayoría conservadora) y buscó un acuerdo con Los Republicanos (LR).

Ambos bandos habían chocado durante una semana en temas como el retraso del acceso a las ayudas sociales para los inmigrantes o la ayuda médica a las personas sin papeles, que finalmente se reformará por separado a esta ley.

"Es naturalmente una satisfacción. Hemos querido un texto claro, firme, potente, valiente para la inmigración", manifestó por su parte el presidente del LR, un partido conservador, Eric Ciotti.

Ciotti, que ha defendido que hay que hacer menos "atractivo" el modelo social galo porque Francia no puede asimilar tantas llegadas de extranjeros, defendió este acuerdo como una victoria propia de Los Republicanos, mientras el Gobierno intentó tranquilizar sobre las concesiones realizadas por el oficialismo.

Pero incluso la extrema derecha liderada por Marine Le Pen salió inmediatamente a reivindicar una "victoria ideológica", ya que, según dijo, este proyecto inscribe de alguna manera en la ley su principio de "preferencia nacional".

Le Pen anunció que su bloque votará a favor del proyecto en la Asamblea.

La izquierda, por su parte, no ahorró calificativos para criticar este texto, que tachan de xenófobo.

"Estamos en un momento terrorífico", afirmó Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista francés, mientras que Mathilde Panot, líder del bloque de diputados de La Francia Insumisa (LFI), consideró que es el texto "más duro" de la historia sobre la inmigración.