Las mujeres iraníes ganadoras del premio Sájarov para la Libertad de Conciencia de 2023 han asegurado este martes desde el Parlamento Europeo que la República Islámica no representa al pueblo de Irán y han pedido que nadie tienda la mano al régimen de Teherán.

Imagen de archivo de las protestas por la muerte de Masha Amini en Irán. Ximena Borrazas

En la rueda de prensa previa a la ceremonia de entrega del premio, varias activistas galardonadas han denunciado la situación que se vive en el país tras denunciar que los iraníes son "presos" en su propia tierra. "El régimen nos ve como esclavos pero no nos quedamos de brazos cruzados y luchamos contra las ejecuciones y la persecución", ha explicado Mersedeh Shahinkar.

En este sentido ha recalcado que "la Republica Islámica no representa al pueblo iraní", y ha denunciado la opresión en Irán desde la llegada de los ayatolás que en enero cumplirá 45 años.

Mahsa Amini

Por su parte, la activista Afsoon Najafi ha insistido en que "ha llegado el momento de que los políticos dejen de tender la mano" a los dirigentes iraníes, más cuando se sabe la represión lanzada contra las manifestaciones generadas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini en septiembre de 2022.

En la rueda de prensa, ha destacado la ausencia de la familia de Amini, muerta bajo custodia policial tras ser detenida por llevar mal puesto el velo, a la que las autoridades iraníes han vetado viajar a Estrasburgo. En su lugar ha participado el abogado de la familia, Saleh Nikbakht, quien ha pedido apoyo real al pueblo iraní más allá de eslóganes.

Por su lado, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha expresado el respaldo a la causa de las mujeres iraníes. "El Parlamento os escucha y apoya. No estáis solas", ha expuesto, recordando que la Eurocámara ha aprobado cuatro resoluciones en denuncia a la represión de Teherán y demandado sanciones contra los responsables de los ataques a las manifestaciones prodemocráticas.

La candidatura para destacar la figura de la joven kurda obtuvo el apoyo mayoritario de los grupos del Parlamento Europeo tras recibir el respaldo de 'populares', socialdemócratas y liberales.

"Haber perdido un ojo es una insignia de honor"

Mersedeh Shahinkar tiene grabado el día en el que las fuerzas del orden iraníes dispararon una bala de pintura en su ojo derecho durante las protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini. Más de un año después, asegura que esa pupila azul por la que ya no puede ver es "su insignia de honor".

Mersedeh ha sido una de las encargadas de recoger este martes el premio Sájarov a la libertad de conciencia en nombre de Amini y del movimiento "Mujer, vida y libertad", que se desató tras la muerte de la iraní en custodia policial y ha encarnado la revolución de una sociedad en contra de las restricciones de vestimenta para las mujeres en este país.

En una entrevista con EFE, Shahinkar recuerda el día que le cambió la vida: estaba en las protestas con su madre cuando las fuerzas del orden que trataban de reprimir la manifestación dejaron de disparar a las piernas y apuntaron más arriba.

En sus redes sociales ha compartido fotos explícitas de los momentos después del ataque, con su ojo derecho ensangrentado pero consciente y desde el hospital al que la llevaron y donde no le operaron hasta la mañana después del ataque. Meses después, había perdido prácticamente toda la visión en ese ojo.

Brutal represión

Una estimación publicada por el diario New York Times cifró en 580 los manifestantes que habían sufrido graves lesiones oculares en las protestas iraníes sólo en Teherán y en el Kurdistán iraní, aunque advierte de que el número real puede ser mucho mayor porque muchas personas que han participado en estos actos temen ser tratadas en hospitales públicos.

Antes del asesinato de Mahsa Amini, Shahinkar era instructora de 'fitness' y llevaba al día una cuenta de Instagram en la que colgaba vídeos de ejercicios con ropa ad hoc, animando a las chicas que le seguían a "llevar el hijab si querían y si no, no".

La muerte de la veinteañera en custodia policial tras ser detenida por la policía de la moral iraní fue lo que le llevó a la calle. "Al principio claro que daba miedo, pero después veías la marea de gente, su valentía, los objetivos que perseguían por su libertad y la de las mujeres... ir con ellos a hacer las protestas más grandes se volvió algo natural y emocionante", cuenta.

"No sólo por el movimiento 'Mujer, Vida y Libertad', sino para la caída integral del régimen islámico", añade la joven iraní.