Italia encara una atípica campaña electoral veraniega y los partidos empiezan a perfilar ya sus estrategias para atraer a los ciudadanos en plena época de sol y playa, tras la decisión de adelantar las elecciones generales al 25 de septiembre por la dimisión del Gobierno de Mario Draghi, que permanece en funciones.

Los comicios llegan en un momento delicado, cuando los italianos afrontan una inflación histórica, con un aumento enorme de los precios de la energía, y aún conmocionados por la caída de Draghi, cuya continuidad habían pedido todos los sectores de la sociedad civil al considerar clave su prestigio internacional en la actual tesitura.

La conservadora Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi, la ultraderechista Liga de Matteo Salvini y el populista Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Giuseppe Conte hicieron saltar por los aires el Ejecutivo de Draghi, cuyo más férreo defensor fue el progresista Partido Demócrata (PD) de Enrico Letta, mientras la única oposición, los ultras Hermanos de Italia (FdI) de Giorgia Meloni, lograban las urnas que llevaban meses exigiendo.

“En nuestro programa está el aumento de las pensiones, de todas nuestras pensiones, a por lo menos 1.000 euros mensuales por 13 mensualidades”, dijo Berlusconi, al esbozar los puntos fundamentales de su programa: “menos impuestos, burocracia, juicios, más seguridad”.

También Salvini se mostró “listo para la campaña” y poco después de que Mattarella convocase los comicios se postulaba como próximo ministro del Interior, cargo que ya ocupó cuando la Liga gobernó con el M5S (2018-2019).

“Volver a defender las fronteras italianas tras los repetidos fracasos de la ministra saliente de Interior, Luciana Lamorgese: así lo hará el próximo ministro del Interior. ¿Que opinan, amigos?”, escribió Salvini, que se ve ya en el Ejecutivo pues los sondeos dan como vencedora indiscutible, con más de un 45% de intención de voto, a la coalición de derechas formada por FdI, Liga y FI.

Meloni, que sola en la oposición ha sabido capitalizar el descontento social, es la gran artífice de ese triunfo con casi un 23% de apoyos, mientras que la Liga suma 14 % y FI, un 8%, lo que la coloca como la gran favorita para ser la próxima primera ministra e imponer su programa ultraderechista, algo que ya provoca fricciones entre los socios. “No hay un rostro de centro-derecha, lo veremos cuando vayamos a votar”, dijo el “número dos” de Berlusconi, Antonio Tajani, antes de añadir que la coalición “tendrá un programa político en el que será fundamental la opción europeista y atlantista” con EE.UU. como “principal interlocutor”.

Alianzas en el aire

Las elecciones en Italia, que no se celebraban en otoño desde 1919, suelen traer consigo una larga lista de alianzas, una opción que da ventaja por el sistema electoral y que en esta ocasión trae de cabeza al PD de Letta.

El ex primer ministro, cuyo partido es el segundo con mayor intención de voto tras los ultras de Meloni, con un 22%, aspiraba a repetir los buenos resultados que había obtenido con el M5S de Conte en las últimas citas electorales gracias a una gran alianza bautizada como “campo largo”.

A partir de ahora, esa alianza solo tendrá sentido “con el resto de fuerzas políticas que han estado prestando atención al país en las últimas semanas”, dijo Letta en referencia a quienes apoyaron a Draghi, como el nuevo partido Acción, de Carlo Calenda, al que las encuestas dan buenos resultados. A ella podrían unirse la Italia Viva de Matteo Renzi y la escisión del M5S que lideró el ministro de Exteriores, Luigi di Maio, llevándose con él unos 60 parlamentarios. “Más allá de los nombres, lo que está surgiendo es un espacio de unidad nacional que ciertamente se opone a Conte y Salvini, pero también a una derecha que ha apostado por derribar este Gobierno”, afirmó Di Maio, convencido de que “los italianos presentarán una fuerte factura a M5S y al líder de la Liga”. l

En corto

Ejecutivo en funciones. Mario Draghi y su Gobierno siguen al frente del país en funciones, para ocuparse de las cuestiones de “ordinaria administración” y “asuntos urgentes”. El todavía primer ministro informó a su gabinete de que “sigue comprometido con la aplicación legislativa, reglamentaria y administrativa” del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia dotado de 221.500 millones de euros, de los que 191.500 millones procederán de la UE.

Ralentización de las reformas.

Las elecciones como mínimo ralentizarán las 55 reformas que quedan por implementar este año a cambio de 19.000 millones. También está en el aire la aprobación de un decreto con ayudas millonarias para paliar los efectos de la inflación en familias y empresas que debía aprobarse este mes, mientras que la crisis ha “congelado” la futura Ley de Presupuestos de 2023, cuyo primer borrador debe llegar a Bruselas antes del 15 de octubre.