Montaña para valientes. El Mont Ventoux ha demostrado nuevamente que es una subida especial, que se hace muy larga. Es dura y agónica. Bien lo sabe Enric Mas, que ha intentado ganar con un buen ataque desde la base, pero el puerto se la ha hecho eterno. En cualquier caso, creo que es de alabar esa actitud. Lo ha hecho muy bien, pero había gente con más piernas, como Paret-Peintre o Healy. De todas maneras, ese es el camino para Enric Mas. Hacer entre los cinco primeros del Tour hoy en día es casi imposible. Si fuera Mas conduciría mi carrera hacia la búsqueda de etapas. Acertar ganando en la primera fuga es muy difícil, pero si insiste tiene calidad para poder ganar. Ahora bien, creo que tiene que cambiar el chip a la hora de correr. Por lo demás, en la lucha por la etapa, Paret-Peintre ha superado a Healy en el esprint final. Creo que el irlandés, que ya tenía una victoria, tal vez ha gastado demasiado en momentos puntuales y, probablemente, ese gasto extra ha impedido que se llevara la etapa, rematada por el francés. En cuanto a la general, creo que Pogacar ha controlado muy bien todos los ataques de Vingegaard. El danés no se rinde. Ha atacado varias veces. Está honrando ser segundo. No se acomoda. Tiene ese punto de orgullo que a mí me gusta. Se podría haber desentendido de la carrera, pero va a por todas. La jornada creo que nos deja un detalle feo. No entiendo a qué viene el comportamiento de Nills Politt, gregario del UAE. El equipo va muy sobrado y quiere controlar la carrera, pero no puedes abroncar a ciclistas que buscan correr a su manera. Él no es quién para decirle al resto si pueden atacar o no. No está dentro de sus funciones. No es su trabajo. Esas actitudes sobran. Es una gran equivocación. El resto de los equipos estarán tomando nota. No son los dueños de la carrera y están haciendo un flaco favor a la competición.
El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.