Después de que Jordi Meeus (Bora) se bajara del escenario como sorprendente ganador de la última etapa, después de que Tadej Pogacar (UAE) recibiera los aplausos por su agridulce maillot blanco y después de que Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) alzara definitivamente el trofeo de su segundo Tour de Francia, las cámaras enfocaron al alcalde de Bilbao Juan Mari Aburto. El primer edil tuvo su protagonismo al ser el escogido para pasar el Trophy Tour, el testigo del Grand Départ, a su homólogo de Florencia Dario Nardella. Y es que la ciudad italiana será la sede de la siguiente salida del Tour, una edición marcada por su finalización en Niza, ya que París estará colapsada por la celebración de los Juegos Olímpicos. “Hoy concluye esta extraordinaria aventura del Tour de Francia que comenzó en Bilbao con el Grand Départ de País Vasco. Ahora cedemos el testigo a la ciudad de Florencia y les hemos dejado el listón bastante alto”, expuso el alcalde.

Acompañado por Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico, Comercio, Turismo y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao; y por Iker Goiria, director general de Turismo de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Aburto puso con este gesto fin a una edición de Tour que él mismo calificó como “insuperable”: “Ha sido el Tour más vasco de la historia, con tres etapas celebradas en nuestro país y dos victorias de corredores vascos. Esta ha sido una preciosa aventura que hemos compartido entre las instituciones vascas”. Ahora, con el Tour finiquitado, es hora de hacer balance de todo lo vivido ya que, como el alcalde de Bilbao indicó, “el Tour tiene que dejarnos un legado bastante importante en lo económico y en lo social”. De esta forma, se calcula que el impacto de la ronda gala dejará unos 100 millones de euros tanto en dinero directo como en intangibles; pero sobre todo ha disparado positivamente la imagen de la afición y la sociedad vasca. Así, casi un millón de personas disfrutaron en las calles del país de los actos relacionados con el Tour: 840.00 disfrutaron de las tres primeras etapas en las carreteras y 106.300 se pasaron por el Fan Park ubicado en el Arenal bilbaino. “El Tour ha quedado muy satisfecho por el trabajo realizado. La ciudadanía se ha comportado de forma extraordinaria y ha demostrado una imagen moderna y atractiva. La misma que ha quedado de nuestros entornos y de nuestras ciudades”, se congratuló Aburto.

Así, concluido el Tour más vasco de la historia de forma más que exitosa y pasado el testigo del Grand Départ a Florencia, el alcalde de Bilbao tan solo tuvo un único deseo: “El resurgir de la afición vasca demanda la posibilidad de tener un equipo, así que ojalá podamos tener en un futuro lo más próximo posible la posibilidad de disputar el Tour de Francia con un equipo vasco“.