La primera semana de este Tour de Francia ha sido de las más intensas que se recuerdan, encendida por una afición vasca que dejó su impronta en las primeras etapas e incendiada por el pulso entre el líder Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) y el aspirante Tadej Pogacar (UAE Team Emirates). Una batalla fría, pero a la vez ardiente. Como cuando la nieve quema. Ambos ciclistas llegaron a la primera jornada de descanso separados por 17 segundos, pero pudieron ser muchísimos más y, a la vez, muchísimos menos. Porque en las 9 etapas disputadas protagonizaron un vals que elevó el ciclismo a los altares. Vingegaard y Pogacar sacaron el elegante baile de salón a las carreteras para convertirlo en un intercambio de golpes. Primero atizó el corredor del Jumbo, que dinamitó el Tour en Marie Blanque y desnudó a un Pogacar que concedió 1:04. Pero al día siguiente, en Cauterets, el esloveno volvió a ponerse la ropa de favorito y se comió la mitad de ese minuto de un solo bocado. Y también fue el del UAE, volcánico, quien hizo la última reverencia de la semana rascando otros 8 segundos en Puy de Dôme.

Me sorprendió perder tiempo en Marie Blanque, porque sabía que iba bien; pero no me sorprenden mis últimos logros porque me conozco. La batalla con Jonas es muy bonita, el año pasado ya tuvimos una de las mejores ediciones del Tour y este año también pasaron muchas cosas en esta primera semana. Estoy muy contento de cómo va el Tour hasta el momento”, dijo Pogacar en la jornada de descanso. E igual de satisfecho se mostró Vingegaard a pesar de que reconoció que ayer no tuvo “su mejor día sobre la bicicleta”: “Puy de Dôme es una subida bastante dura, los últimos kilómetros son bastante empinados y no hay tiempo para un respiro. Por suerte conseguí limitar la diferencia a ocho segundos y sigo con el maillot amarillo, pero la batalla con Pogacar es muy bonita. Es hermoso ver cómo luchamos todos los días. Un día estoy mejor, al siguiente sobresale él. Será una batalla emocionante hasta París”.

Tres etapas de transición y Los Alpes

El vals del Tour llegará en su segunda semana a Los Alpes, con previo paso por tres etapas de transición. La primera recorrerá el Macizo Central y será una oportunidad para la fuga, la segunda será para los velocistas dado su recorrido llano mientras que la tercera, con un sube y baja constante, probablemente romperá la carrera. El viernes llegará el Grand Colombier, sin embargo, no será hasta el sábado cuando el pelotón arribe a la cordillera alpina y será entonces cuando Vingegaard y Pogacar vuelvan a afilar sus pasos de baile. El imponente Joux Plane, de categoría especial; y la meta de Saint-Gervais Mont-Blanc harán de jueces del amarillo en un durísimo fin de semana.

Con todo, Pogacar avisa: “Me encantan las etapas en Los Alpes. Cada año mejoro en los largos ascensos y con calor”. Aunque Vingegaard tampoco se queda atrás: “Creo que mis mejores días aún están por llegar en este Tour de Francia, pero tenemos que trabajar duro durante las próximas dos semanas para llevar el amarillo hasta París”. Que siga el baile.