Desde Berango hasta Leioa, el recorrido del Tour de Francia ha contado con un respaldo masivo por parte del público getxoztarra, con aglomeraciones incluso en algunos puntos del trazado. Uno de los puntos más concurridos del trazado fue la recta de el instituto Getxo 1 y la rotonda de Salsidu. Allí, aprovechando la estratégica posición, en plena curva, se ha agolpado una gran cantidad de gente a la espera de ver lo más de cerca posible a los ciclistas. Algún seguidor, más previsor que otro, se ha llevado la escalera de casa para evitar que el gentío le quitase visión.

Siguiendo el trazado, en dirección a Fadura, la rotonda de las uves ha sido otro de los puntos de mayor afluencia. Allí muchas familias se han apostado con carpas para pasar el día y disfrutar de las horas previas. "Hemos venido pronto para coger sitio. Así podemos comer el hamaiketako tranquilos", indica Garazi López, una amatxu que junto al resto de la cuadrilla de txikis ha podido ver de cerca al pelotón y disfrutar de un día histórico.

A la altura del polideportivo de Fadura, la asistencia no ha sido tan masiva y había espacio incluso para desplegar una mesa y disfrutar de un buen vino y unas ricas gildas a escasos metros de la carretera lo que, sin duda, habrá generado una gran envidia entre los exhaustos ciclistas. Precisamente, la proximidad de las casas con el vial por donde ha transcurrido la carrera ha permitido a muchos vecinos y vecinas de la zona disfrutar de la Grande Boucle desde el balcón de su casa. Otra opción de lo más confortable.

Sobre esta línea, en Aiboa las terrazas de los bares han estado a rebosar. Su ubicación privilegiada junto al vial ha permitido a los clientes de estos establecimientos de hostelería saludar al pelotón marianito en mano. Todo un lujo y a la vez una ofensa para los exigidos ciclistas. Asimismo, la rotonda junto a la residencia San Esteban ha sido otro de los puntos de máxima concentración de público. En ese punto el trazado permite ver a los ciclistas de cerca y a una velocidad más idónea y el público no lo ha desaprovechado.

Del mismo modo, otra de las zonas más concurridas ha sido la avenida Zugatzarte. Allí los asistentes han aprovechado la elevación de una de las nuevas rotondas para obtener una visión óptima del pelotón. Aguardando con ganas la llegada de los ciclistas ha estado Tere Fernández. "Llevamos horas esperando y luego pasan a toda pastilla", se ha resignado. Dicho y hecho. El grupo escapado ha sido el aperitivo, pero seguido, en un santiamén, ha pasado el pelotón. "¿Ya está? Ahora pasará el coche escoba al menos ¿no?, ha cuestionado. Había una gran expectación por ver pasar a los ciclistas, pero su endiablada velocidad no ha permitido apenas saborear la carrera. Eso sí, una vez terminada la caravana de coches de asistencia, algunos ciclistas amateur se han llevado la ovación de la mañana.