De los siete maillots amarillos que recibió, ¿cuántos conserva aún?

—Uno y un buzo.

Esos ya no salen de casa.

—No, no.

¿Y los leones? ¿Cuántos le quedan?

—También dos. He regalado a algún amigo especial, a mi hermano y a mi familia.

Una pena que no pudiera conseguir más, pero es que enfrente estaba quien estaba. ¿Cómo recuerda a Armstrong?

—En una primera fase para mí era un campeón. Y lo era. Luego su manera de ganar, sin hablar de los casos que ha tenido de dopaje, era muy controlada. Para ganar utilizaba la parte física y psicológica. He tenido experiencias con él después, en aquellos años, que me demostraron que era alguien... Digamos que no jugaba limpio. Y no hablo del dopaje.

¿A qué se refiere?

—No jugaba limpio en competición. Intentaba hacerte de menos para controlarte en el aspecto físico y psicológico.

Sin el americano en liza, ¿cree que su equipo podría haber ganado alguno de esos Tours por los que peleó?

—Sí. Lo habría ganado la ONCE. Lo habría ganado Beloki. A ver, la carrera hubiese cambiado también. Al final, ¿si no está el primero gana el segundo? No tiene por qué. La carrera habría sido de otra manera e igual gana el cuarto. Nunca se sabe.

¿Da rabia que os haya privado de un triunfo en una carrera como el Tour alguien que después reconoció haber hecho trampas?

—Buff. Hombre, sí. Se te cae un mito, pero no se puede volver atrás. Es lo que hay. Es el ciclismo que había entonces y Armstrong fue alguien que jugó con todo y al final le salió muy mal la jugada.

Hablando del actual Tour y de su salida desde Bilbao, ¿qué cree que le puede dar la carrera a Euskadi?

—Bajo mi punto de vista, ahora se están transmitiendo los problemas que puede generar un evento como el Tour de Francia y hay que trasladar lo que realmente nos puede dar. El Tour es junto con las Juegos Olímpicos el evento más grande del mundo. Su transcendencia es brutal. Vienen todos los medios de comunicación a nivel internacional y la atención se centra aquí. La inversión que se pueda hacer para una carrera como el Tour o unos Juegos va a retornar a Euskadi y su ciudadanía seguro. Tenemos una gran oportunidad de tener la mejor carrera del mundo aquí. Es un evento que nos va a poner en el mapa mundial.

¿Cómo ve estas tres etapas?

—La primera va a ser la más complicada. Es una ratonera, con casi 4.000 metros de desnivel. Tela. Luego, las otras dos son típicas del País Vaco y, tanto en la de Vitoria como en la de Amorebieta, la carrera irá más controlada. Habrá alguna fuga, serán etapas difíciles, pero no tanto como la de Bilbao. ¡Que vengan preparados!

¿Puede servir para dar algún susto a algún candidato?

—Sí. No va a haber grandes diferencias, pero alguna sorpresa habrá. Llegará un grupo pequeño y eso no suele ser habitual en la primera etapa del Tour de Francia.

¿Quién es su favorito?

—Pogacar.

¿Se atreve a pronosticar un podio para este año?

—Pogacar, Vingegaard y el tercero no lo veo ahora.

¿En qué puesto ve a Landa?

—Buena pregunta. Le veo entre los cinco primeros, pero suelo decir que lo que no has hecho hasta los 30, cuesta hacer a partir de los 30.