Lleida y su entorno, la suma de las Terres de Lleida y Pirineos, constituyen un marco envidiable para disfrutar de la bicicleta. Por una parte, la montaña es uno de los grandes símbolos del ciclismo, y Lleida tiene un tesoro en los Pirineos. Por otra parte, en la provincia también encontramos un extenso territorio repleto de rutas desconocidas, ajenas al tráfico y variadas. 

La combinación ideal para todo tipo de ciclistas que busca gozar de su deporte favorito y descubrir paisajes, buena gastronomía y desconexión.

La magia de Pirineos

Para los amantes del ciclismo, los puertos de Lleida suponen un desafiante reto. Una de las subidas más emblemáticas es el Port de la Bonaigua, situado entre el Pallars Sobirà y la Val d’Aran, con puertos que superan los 2000 metros de altitud. La carretera en ambas subidas resulta muy buena, amplia y con unas fenomenales vistas. Enclaves como Banhs de Tredos, Dorve, Pla de Beret o Espot alegran la vista.

Carreteras que se entremezclan con el paisaje. @JoanSeguidor.Guillem Riera

Otra de las subidas clásicas, escenario en grandes ocasiones de la Vuelta, el Tour de Francia o la Volta a Catalunya, es la de Coll del Cantó. Ascender a su cima de 1.725 metros exige un duro esfuerzo físico, especialmente en el primer tramo situado en la Parròquia d’Hortó, con varios kilómetros al 8-9%. Después las zonas llanas se alternan con rampas al 6-7% hasta el final.

Ascender a su cima de 1.725 metros exige un duro esfuerzo físico, especialmente en el primer tramo

En una zona de transición hacia los Pirineos, en el Solsonès, se halla una subida muy significativa para los ciclistas de la zona, l’Alt de la Serra-seca, que también formó parte de la etapa 7 del Tour de Francia del 2009 entre Barcelona y Andorra. De hecho, un monumento ciclista en mitad de un mirador, ofrece panorámicas de los Pirineos, el Port del Comte y Odén.

Tampoco se puede obviar su conexión con Francia; el Coll del Portilló, con 7-8% de pendiente media, se postula como un desafío físico y de resistencia mental para entrar en los Pirineos franceses y dejarse encandilar por los parajes naturales. 

La montaña y el ciclismo, un binomio querido. @JoanSeguidor.Guillem Riera

Además, Port del Comte, Boí Taüll y Port Ainè, tres de las estaciones de esquí de Lleida, ofrecen unas subidas destacables que acostumbran a ser frecuentadas por la Volta a Catalunya. Existen múltiples combinaciones para disfrutar de estas montañas y apreciar, mientras se va ganando altura, los restos de arte románico que caracterizan la zona. 

Terres de Lleida, variedad de paisajes

Por otra parte, la denominación de Terres de Lleida incluye hasta seis referencias comarcales, desde El Segrià hasta Les Garrigues pasando por La Noguera, Pla d’Urgell, La Segarra y Urgell. Se trata de un terreno encajado entre montañas, y aunque la zona tiene fama de ser llana, hay algún que otro lugar de exigencia. La Serra del Montsec, en La Noguera, ofrece infinitas rutas y carreteras por descubrir en una zona de transición muy bella. 

Las Terres de Lleida permiten poder pedalear por en medio de paisajes de postal. @JoanSeguidor.Guillem Riera

Más al sur la comarca ofrece terrenos más llanos y cómodos como Artesa de Segre y Cubells. Les Garrigues, por poner otro ejemplo, una zona marcada por el trabajo del aceite, dispone de muchos pueblos pequeños, como Vilosell o Juncosa de Les Garrigues, con su encanto y dentro de una red de carreteras muy tranquilas. 

Lleida lo tiene todo y más para respirar ciclismo por los cuatro costados

Lleida ofrece mil escenarios ricos y distintos para todo tipo de ciclistas; desde rutas muy relajadas por tierras de cultivo, hasta carreteras sinuosas, subidas para valientes y paisajes de postal… Lo tiene todo y más para respirar ciclismo por los cuatro costados.