El bádminton se originó en la India bajo el nombre de Poona, población donde se jugó por primera vez. Hacia 1873 varios militares británicos lo vieron y lo llevaron a Inglaterra. Allí, el duque de Beaufort se interesó en él, puesto que se practicaba con regularidad en su finca campestre de Gloucestershire, conocida como Bádminton, nombre con el cual se conoce ahora el juego. En su forma original se practicaba vistiendo casacas Príncipe Alberto, zapatos abotonados, corbata y pantalones de seda.

El primer club de bádminton fue formado en Bath, Inglaterra, en 1873. Posteriormente llegó a Estados Unidos y Canadá en 1890 y para 1910 ya había 300 clubes de bádminton en el mundo y su número se elevó a 9.000 poco después de la Primera Guerra Mundial. 

Un siglo de historia

El primer torneo para hombres se celebró en 1899 y para mujeres en 1900. Los primeros campeonatos norteamericanos se efectuaron en 1937 en Chicago y desde los JJOO del 92 disputados en Barcelona es un deporte olímpico, sin embargo no fue hasta 2014 cuando el bádminton tomó relevancia en España de la mano de Carolina Marín al proclamarse campeona de Europa y del Mundo con apenas 21 años. Desde entonces Marín ha sido campeona olímpica en Río 2016, tres veces mundial (2014, 15 y 18) y cinco europea (2014, 16, 17, 18 y 21). 

El juego consiste en pasar el volante de un lado de la red al otro sin que toque el suelo. El volante podrá tocar la pista con la pluma o con el corcho indistintamente, ya que el punto se suma al contactar una parte del volante en la pista. Todos los puntos y juegos se inician con un servicio o saque. Antes de iniciar el partido, los dos jugadores se tendrán que poner en diagonal uno del otro, en posiciones opuestas. 

Carolina Marín, en un partido celebrado en Madrid en 2022. Rodrigo Jiménez

Según las reglas del bádminton, al realizar el saque no se puede golpear con la raqueta al volante por encima de la cintura, ni golpear primero las plumas en vez de tocar el corcho, ni pisar alguna de las líneas antes de sacar, ni levantar los pies antes de sacar, ni golpear con la raqueta el volante en una acción de volea y tampoco realizar un amago de sacar para perjudicar al rival.

Las reglas también rigen las medidas del campo y la delimitación de las pistas y los espacios de seguridad. Las dimensiones del campo de bádminton son de 13,40 m de largo por 5,18 m de ancho para partidos individuales. Además, se debe facilitar que alrededor del campo haya un espacio suficientemente amplio. Esto se hace para garantizar la seguridad de los jugadores y su integridad física para practicar este deporte.

Las reglas también abarcan a la raqueta y al volante. Respecto a las raquetas: son ligeras, tienen un peso entre 75 y 100 gramos y son fabricadas con fibra de carbono, que tiene una gran resistencia en proporción a su peso. Existe una amplia variedad de diseños con sus respectivas diferencias. Aún así, su tamaño y forma están limitados por las reglas. Hay distintos tipos de raquetas según las características de los jugadores. La tradicional forma de cabeza ovalada aún se utiliza, pero cada vez hay más raquetas que tienen la forma de cabeza isométrica.

Precio asequible

En cuanto a precios, una raqueta profesional oscila entre los 100-200 euros, pero por 7 euros puedes encontrar una por Internet, aunque, evidentemente, no profesional.

 Por otro lado, el volante es el equivalente a la pelota en tenis o tenis de mesa. Según las normas, debe tener plumas con una forma cónica abierta. Este cono está formado por dieciséis plumas, y están insertadas alrededor de una base de corcho. La base tiene forma semiesférica y está cubierta de una capa delgada de cuero. A pesar de la orientación inicial al golpearlo en el saque, el propio volante enseguida se gira solo, situándose el corcho por delante. 

Los encuentros se juegan a 3 sets de 21 puntos cada uno. Gana el partido el jugador que consiga vencer en dos sets. Las reglas dictan que no es necesario disputar el tercer set si un jugador ya ha conseguido ganar los dos anteriores. En caso de empate a 20 puntos, el set continúa hasta que se consiguen dos puntos de diferencia y solo se puede disputar hasta un máximo de 30 puntos. Durante los partidos se beneficia la rapidez, precisión y reflejos al moverse de un lado a otro en la pista en cuestión de segundos mientras que se debe estar pendiente de dónde se encuentra el volante para golpearlo.