En una casa del centro de Sevilla, en la emisora de la Cadena Ser, nada más entrar, recorrer un pasillo estrecho, girar a la izquierda y bajar unas escaleras, existe un lugar que durante muchos años se conoció como "El loco", donde Jesús Quintero callaba hablando por la radio, desquiciando a técnicos y oyentes y llenando de humo a todo aquel que se le acercaba.

En realidad, aquel estudio de Radio Sevilla donde Jesús Quintero se sentaba cada madrugada para hacer 'El loco de la colina' no se llamaba así, y de hecho no tenía un nombre oficial hasta que se le puso el actual, en homenaje a Iñaki Gabilondo, director de la emisora en los años 80.

Era la España de la Onda Media, de la victoria socialista de los diez millones de votos que consiguió otro andaluz, Felipe González, y desde esa emisora sevillana llegaba a toda España la voz y los silencios de un onubense de San Juan del Puerto, que ha muerto este lunes a los 82 años.

No deja de ser curioso que, de un locutor de radio, fuesen sus silencios eternos los que más llamaban la atención, e incluso que su rostro fuese muy conocido entre los españoles cuyos hijos coleccionaban cromos de Naranjito, Camacho y Paolo Rossi, hasta el punto de que cuando llegó a hacer televisión ya su cara era parte de la vida, las revistas y la España de aquellos años.

Sobre él, su biógrafo Jesús Melgar, decía: "El silencio siempre ha sido el mejor aliado de quien nada sería sin su voz", y quién lo decía sabía mucho de competir en las ondas, tras presentar muchos años "El borde de la cama" en las madrugadas de la Ser.

Melgar conocía como casi nadie al loco, ya que, entre otras cosas, fue productor de "El perro verde" en TVE y director de programas en Radio Romántica, la emisora que creó desde Sevilla en su lucha eterna por difundir cultura, que, al final, solo le trajo quebraderos de cabeza, igual que el teatro de la calle Cuna, que por muchos nombres que siga teniendo desde que él lo dejó se conoce como "El Quintero".

"Ahí está 'el loco'"

La vida pública de Jesús Quintero era muy discreta cuando salía de los estudios. Hace más de 15 años se presentó como un amante del cine más en el Festival Iberoamericano de Huelva, que se celebrará, precisamente, en unos días, y aparcó su impresionante Chrysler en la calle para acceder al cine. Al bajarse de él con su abrigo marrón, a juego con el color del coche, los periodistas se miraban y decían: "Ahí está 'el loco', pero no está en la lista de invitados".

Su última aparición pública no fue en un gran medio, pero sí con un grande: el cámara de Televisión Española Manolo Ovalle, histórico también por haber sido el reportero que más se acercó al féretro de Franco en su entierro (el de 1975).

Ovalle le recibió en su casa de la playa onubense de El Rompido en septiembre de 2021, y publicó un vídeo de poco más de 20 segundos en el que agradecía la presencia de "un grande, con el que hemos pasado una tarde maravillosa, muy entretenida".

De Quintero solo se escucha en el vídeo "Muchas gracias", con una voz muy aguda con respecto a los graves sonoros y potentes que le hicieron famoso, mientras Ovalle desvelaba que habían estado seis horas hablando y fraguando un proyecto para televisión, que nunca se pudo llevar a cabo.

A Quintero se le veía ya muy deteriorado, abrigado en pleno verano y con bufanda, todo un preludio de que, por mucho que lo intentara, sería muy difícil volverle a poner delante de una cámara de una forma continua.

El 27 de junio de 2013 fallecía en Huelva el periodista Enrique García Izquierdo, del que muy poca gente sabe que, en RNE, era la voz del programa cuando Quintero tenía vacaciones o no podía hacerlo por algún motivo.

Cuando a Enrique se le decía que su voz sonaba tan bien que parecía mejor que la del presentador titular, paraba a quien estuviera delante y espetaba: "Cuidado, que el loco es el loco hasta cuando está callado".