Lo que debía ser un partido de fútbol juvenil terminó en una pelea multitudinaria que obligó a suspender el encuentro y dejó cuatro personas heridas, dos de ellas trasladadas al hospital.
El partido de la Liga Recoletas entre la Gimnástica Segoviana y el CD Las Navas del Marqués quedó interrumpido al descanso tras una riña en la grada del Campo Municipal José Antonio Minguela, en Segovia, en la que se vieron implicadas alrededor de treinta personas.
El detonante fue una acción del juego: un saque de esquina que encendió los ánimos y desató el caos entre aficionados de ambos equipos. La pelea obligó a intervenir no solo a la Policía Nacional y Local, sino también a una ambulancia del 112.
Además de seguidores, en los altercados se vieron implicados jugadores y miembros de los cuerpos técnicos, aunque la mayoría intentó frenar la violencia y calmar la situación.
Cuatro personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios y dos de ellas fueron trasladadas al Hospital General de Segovia. Ante la gravedad de los hechos, el árbitro activó el protocolo antiviolencia y suspendió el partido.
Ambos clubes condenaron lo sucedido en sendos comunicados y anunciaron medidas disciplinarias. Sin embargo, el episodio vuelve a poner el foco en una realidad incómoda: la violencia también ha saltado al fútbol base.