La madrugada de este martes en el Casco Viejo de Bilbao se tornó en un escenario de caos cuando un incendio se generó en la despensa del restaurante Kasko. El fuego se originó a las 2.30 de la mañana y obligó a desalojar todo un edificio cercano. Tras extinguir el fuego y ventilar el establecimiento y los portales cercanos, en torno a las 4.30 horas todos los vecinos afectados regresaron a sus domicilios, sin que se produjeran heridos. El siniestro ocurrió en la calle Santa María, concretamente en los bajos de los números 14 y 16.
Al mediodía, el panorama era desolador. La magnitud del incendio atrajo la atención de todos en el Casco Viejo. Los residentes y visitantes, consternados, se detenían frente al restaurante, murmurando con preocupación y asombro. Un intenso olor a quemado impregnaba el aire nada más acceder al restaurante, mientras el interior estaba completamente ennegrecido por el humo. Sin embargo, la primera imagen que se observaba era bastante curiosa. Las mesas, con copas, servilletas y vasos intactos, permanecían en su disposición habitual, como si el tiempo se hubiera detenido en un día normal, pero cubiertas de una capa de hollín que narraba la gravedad del incendio.
En el momento en el que recibieron el aviso, la principal preocupación de los dueños fue que no hubiera ningún herido ni ninguna familia afectada. A la derecha del restaurante se ubica un hostal que suele estar muy frecuentado por turistas pero en el que también residen varias familias. Por otro lado, a la izquierda se sitúa otro bloque en el que gran parte de las plantas están ocupadas por oficinas, por lo que el número de vecinos no era muy grande. “Llegamos a todo correr al bar y lo primero que hicimos fue esperar que estuviera todo el mundo bien. Cuando llegamos les tenían a todos en la calle que era lo que nos importaba, en el local no había gente”, explicó Leonor Gómez, propietaria del Kasko. Tanto ella como su marido se encuentran consternados y añadieron que “encontrarte esto así hace que se te caiga el alma a los pies”.
El peor momento
El siniestro ocurrió en el peor momento posible. “No es el momento, teníamos todas las reservas llenas, en Aste Nagusia íbamos a estar hasta arriba. Pero las cosas vienen como vienen”, remarcó Leonor. La estrecha comunidad del Casco Viejo no tardó en reaccionar; en pocas horas, los vecinos y dueños de los locales próximos al restaurante se acercaron para ofrecer ayuda y mostrar apoyo. “Cualquier cosa que necesitéis, aquí nos tenéis”, comentó la dueña del bar Txiriboga a los dueños del Kasko. “Los vecinos me han bajado café y leche a las 7 de la mañana. No tenemos queja de nada. Y nuestros compañeros los hosteleros se han portado de 10”, explicó Gómez entre lágrimas.
El epicentro del desastre fue la despensa del local, pero se desconocen las causas que originaron el incendio. La visión era devastadora: todo estaba calcinado, con el techo abombado y a punto de colapsar. Cada paso resonaba con el crujido de la suciedad y los cristales rotos. El fuego rompió la insonorización de la sala. Además, el conducto de aire cogió calor y derritió los cuatro difusores, los tres primeros estaban totalmente desechos. A la tarde acudió el perito para averiguar las posibles causas y valorar los daños producidos.
La principal misión de los encargados del restaurante es la de arreglar todo cuanto antes para volver a subir la persiana. Esperan tener listo el establecimiento para dentro de un mes y medio aunque saben que se trata “de una obra muy complicada y duradera”. Los vecinos de la zona se llevaron un buen susto cuando los bomberos les ordenaron salir de sus viviendas. La Policía acordonó la calle y las personas que se encontraban en el hostal tuvieron que ser desalojadas.
Sin embargo, los vecinos del otro edificio tuvieron que permanecer dentro de sus viviendas. “Los bomberos pusieron ventiladores en una zona de la vivienda y nosotros nos tuvimos que poner en otro lado. Fue un susto muy grande”, subrayó una vecina del portal 16. “Los bomberos han actuado de maravilla, vinieron rápido y reventaron la puerta, que es lo que había que hacer. Estamos contentos por su servicio y sobre todo por su esfuerzo ”, indicó la propietaria.