Justicia poética o Karma, vaya usted a saber, se dieron cita ayer lunes en la obra de demolición de las icónicas casetas de intenso azul que se habían convertido en el último bastión humanizado de la zona muskiztarra de la playa de La Arena después de que el fin de semana los amigos de lo ajeno asaltaran las edificaciones y se llevaran desde ventanas de PVC hasta diversos materiales y herramientas de la empresa Zandesa que ayer lunes se aplicó con profesionalidad –a pesar del percance– en la demolición del edificio playero levantado por la Diputación foral en los años 80 del pasado siglo.
“No han podido con las puertas del edificio así que han hecho un agujero en una de las paredes para poder entrar al edificio ”, comentaba un empleado de la empresa en uno de los restaurantes del municipio a donde acudió a comer ante el asombro de su contertulios. Más allá de la anécdota, lo cierto es que ayer lunes la playa de La Arena dijo adiós a su última construcción humana, que daba cobijo a los servicios de vestuario, ducha y servicios a buena parte del importante arenal vizcaino, Una demolición que, según adelantaron a DEIA fuentes forales, se verá compensada como se ha hecho en otros municipios costeros. “Los servicios que hasta ahora prestaba la Diputación Foral de Bizkaia en la playa de La Arena se seguirán prestando en módulos temporales a lo largo de la temporada de playas, como se hace en otros arenales que carecen de edificios de servicios y como recoge nuestro convenio con los ayuntamientos. Y, tal como se hace en estos otros lugares, la financiación de los módulos temporales corre a cargo de la Diputación”, señalaron.
Una explicación que no ha borrado la sensación de atropello cometido por la Demarcación de Costas –que primero asumió la generación de la alternativa del edificio de servicios a los usuarios de la playa de la que luego se desentendió, sino que como denunció ayer lunes la portavoz jeltzale, Ainara Leiba, “la demaración de Costas validó hoy (por ayer) en el registro un escrito a fin de que pudiéramos retirar los posibles enseres municipales una vez iniciados los trabajos de demolición”. Los ladrones, sin embargo, no necesitaron notificación.