Pese a que la víctima declaró a puerta cerrada para proteger su derecho a la intimidad e imagen, además de evitar su revictimización, su versión de los hechos pudo conocerse ayer lunes gracias a la exposición de los testigos que testificaron en la primera sesión. En el relato de los hechos realizado por la víctima a vecinos y agentes de la Ertzaintza, este aseguró que Nelson David M. B. le abordó por detrás, agarrándole del cuello con un brazo. “Al principio pensó que era una actuación de índole sexual. No le dio la importancia suficiente hasta que la presión aumentó”, expuso ayer una de las vecinas del denunciante.

Según manifestó esta vecina, ella habló con la víctima, a la que le tiene aprecio, “al final”, después de que todo hubiera pasado. “Me contó que lo habían intentado estrangular”, expuso esta vecina que acompañó a la víctima, primero, al centro de salud ubicado en la calle Ronda y, posteriormente, tras la pertinente indicación de la médico que lo asistió, al servicio de urgencias del hospital de Basurto. “Estaba nervioso pero mantenía el tipo, era consciente de lo que había pasado”, evidenció esta testigo a la que el denunciante “transmitió la sensación de lo que había ocurrido”. Además, esta vecina apuntó que la víctima “tenía la voz tocada”, un dato que omitió durante la fase de instrucción, como consecuencia del intento de estrangulamiento.

En esa línea, una de las agentes que se personó en el lugar de los hechos tras la llamada realizada por otra vecina que también testificó ayer lunes, aseguró que la víctima tenía “marcas en la parte de la nuez”, ya que según le contó le había “cogido por el cuello apretando con mucha fuerza”. Además, declaró que contaba con “una erosión o un golpe” en la nariz y “sangre seca” que le caía por la cabeza. Según la declaración de esta ertzaina, en un principio, la víctima repuso que le habían intentado robar y le habían agredido, así consta en la actuación. Sin embargo, cuando acudieron confirmó otra cosa. “Estaba en un estado de nerviosismo muy alto, no habla coherentemente. Tenía miedo”, indicó. A posteriori reconoció que los actos tuvieron lugar tras quedar “con un chico para mantener relaciones sexuales”.

Fue una vecina la que llamó a la Ertzaintza después de escuchar los gritos del denunciante pidiendo auxilio cuando apareció en el descansillo sangrando por la cabeza. Según declaró, mientras tanto, otros vecinos lo auxiliaron, facilitándole una toalla. En palabras de la agente que lo atendió en la vivienda, “lo único que estaba fuera de lugar es una figura que no estaba en el taquillón”, con la que el acusado golpeó a la víctima antes de su huida. Por lo que confirmó otro agente, se trata de una figura “de pasta de madera” y con forma de gato que se llevaron como prueba, junto a una taza y una cucharilla.

Tras el hallazgo del pasaporte del acusado, otra de las agentes que participó en la investigación expuso que revisaron su ficha policial, en la que constan antecedentes por estafa, y se abrieron diligencias para localizarle e imputarle. Sin embargo, la búsqueda fue “infructuosa”. Según el casero del último domicilio en el que estaba registrado con una habitación en alquiler, en la calle Cantera, cuando le interrogaron llevaba una semana sin aparecer.