El Tribunal Supremo ha rebajado en ocho años (de 37 a 29) la pena de prisión a Bara N., el condenado por maltratar y asesinar a su mujer, Maguette Mbeugou, en la misma vivienda de Bilbao en la que se encontraban sus dos hijas de 2 y 4 años, a quienes abandonó después de los hechos. Las menores permanecieron siete horas solas en la misma casa donde su padre degolló a su madre la madrugada del 24 de septiembre de 2018.
A pesar de que en el juicio que se celebró el año pasado en la Audiencia Provincial de Bizkaia quedó demostrado, en base a informes psicológicos y los testimonios de educadoras sociales, que las menores llegaron en “estado de shock”, para el Supremo “no queda acreditado que el trauma sea a consecuencia de lo que vieron”.
Por esta razón, el alto tribunal ha decidido eliminar dos condenas de 4 años de prisión por lesiones psíquicas por cada una de las pequeñas, pese a que las dos menores recibieron terapia más de tres años después del crimen y una de ellas sufre mutismo.
Para el Supremo “no está claramente establecido si la perturbación psíquica sufrida por las dos menores se debió a la percepción de los sonidos procedentes de la agresión mortal o al hecho de encontrarse abandonadas, solas en el domicilio, durante más de siete horas, sin que pueda excluirse esta posibilidad”.
La condena a Bara. N. fue impuesta en diciembre del pasado año, tras ser encontrado culpable, por un jurado popular, de los delitos de asesinato, abandono de menores, maltrato habitual y lesiones psíquicas a las pequeñas.
Es esta última condena -cuatro años por cada delito- la que anula ahora el Supremo, por entender que, al no poder probarse si los problemas psíquicos proceden de haber presenciado el crimen o de su experiencia de abandono, deben quedar consumidos en este último delito, “lo que impide una condena autónoma por delitos de lesiones”.
La resolución, de la que ha sido ponente el magistrado Miguel Colmenero, estima el recurso presentado por la defensa de Bara N., pese a que en la resolución condenatoria del pasado mes de diciembre se recogía que las niñas seguían recibiendo terapia, más de tres años después de la fecha en la que se produjeron los hechos. Concretamente una de las menores presenta “afectación psicológica asociada a estrés postraumático, con relevante afectación cognitiva, emocional y conductual, de mal pronóstico”, mientras que su hermana presentó “mutismo y otras afectaciones emocionales y comportamentales subsecuentes a estrés postraumático, con pronóstico incierto”.
EL APUNTE
Razones. El alto tribunal ha retirado el delito de lesiones psíquicas hacia las menores al considerar que no ha quedado suficientemente claro que la perturbación psíquica que ambas sufrieron se debiese a la percepción de los sonidos procedentes de la agresión mortal o al hecho de encontrarse abandonadas y solas en el domicilio.
Penas. Ha eliminado dos condenas de 4 años de prisión por lesiones psíquicas por cada una de las pequeñas, pese a que las dos menores recibieron terapia más de tres años después del crimen.
El condenado, que maltrataba a su esposa habitualmente según la sentencia de instancia, la asesinó en septiembre de 2018 mientras dormía en la sala de su vivienda convertida en el dormitorio para la mujer y para las dos hijas.
Su verdugo le propinó al menos 83 cuchilladas y finalmente la degolló, dejando a las pequeñas solas y semidesnudas y utilizando una cuna de viaje para evitar que la puerta de la vivienda quedara cerrada. Siete horas después, los llantos de las dos menores alertaron a una vecina, que acudió al domicilio para comprobar lo que sucedía. Halló a las dos niñas solas, sin comida y medio desnudas y decidió alertar a la policía que se personó en la calle Ollerías Altas donde residía el matrimonio con las dos hijas.
Las trabajadoras sociales y psicólogas explicaron en el juicio que las menores llegaron al centro tristes, expectantes, ausentes, como que no sabían qué les sucedía. “En 15 años no he visto nunca unos niños así, les costaba dormir y por las noches llamaban llorando a su madre”.
Durante los seis meses que las hijas de Maguette permanecieron en el centro de acogida, la mayor repitió cómo su padre había agredido a su madre con un cuchillo. “Hacia el gesto del corte en el cuello”, explicó en el juicio, la trabajadora social que atendió a las menores.
Según relató la educadora social de la casa de acogida foral, la niña de 4 años comparaba el momento de la trifulca y del degollamiento con dibujos animados: “Mi madre hacía el Spiderman, nos dijo. ¿Y qué es hacer el Spiderman?, le preguntamos. La niña nos dijo que cuando su padre cortaba a su madre ella saltaba. ¿Y qué más hacía?, le preguntamos. La rana”, respondió la menor imitando el sonido del anfibio.
La resolución fijó también indemnizaciones de 390.000 euros para cada hija y 110.000 euros para el hermano de la fallecida, quien ejerció la acusación particular en el juicio y asume la crianza de sus sobrinas, que devienen firmes con el fallo del Supremo.