Getxo - El docente procesado por la comisión de presuntos abusos sexuales sobre un exalumno del colegio Gaztelueta se negó ayer a responder a las preguntas de la acusación y del juez de instrucción -la Fiscalía no estuvo presente- en su comparecencia ante la Justicia, y únicamente habló para reafirmar su inocencia. “Ha asegurado que no es el autor de los hechos y que está absolutamente disconforme con el auto de procesamiento”, desveló su abogado, Eduardo Ruiz de Erenchun, al finalizar la sesión.

Ahora, el magistrado Lamo de Espinosa tendrá que dictar el auto de conclusiones y elevar, con toda probabilidad, el caso a la Audiencia Provincial de Bizkaia, para comenzar con el juicio oral.

La cita para la declaración indagatoria era a las 9.45 horas. J. M. M., el exprofesor del centro educativo de Leioa, entró en los juzgados de Getxo muy pocos minutos antes y a las 10.01 ya estaba saliendo de nuevo por la puerta. Con un gorro y unas gafas de sol y tras su representante legal, su acceso y retirada de las dependencias judiciales fue rápida. “Lo único que ha hecho es ratificarse en la declaración que prestó en julio de 2015 y no ha añadido nada más porque, lógicamente, será en el juicio cuando él exponga todas las cuestiones. No lo iba a hacer en este juzgado, donde ya declaró en su momento”, insistió el defensor del docente frente al silencio de su cliente, también ante la prensa. En este sentido, Ruiz de Erenchun admitió que el testimonio del educador en la sala del Juzgado de Instrucción número 1 de Getxo fue “sumamente escueto” e hizo hincapié en que ya “expondrá las razones de su absoluta disconformidad con el auto de procesamiento en una fase posterior y no ahora”. Esa resolución del juez de instrucción -con fecha del pasado 17 de enero- establece que el profesor tenía que ser procesado “por la presunta comisión de abusos sexuales” tipificados en tres artículos del Código Penal -en relación con un delito continuado, concurriendo la circunstancia de haberse prevalido de una relación de superioridad manifiesta-. Además, el documento resume todas las diligencias practicadas, describe los supuestos abusos sufridos por el entonces menor de edad, también recoge el acoso escolar padecido y constata que en este caso “concurren indicios racionales de criminalidad” por parte del docente -que era el preceptor del denunciante-. No obstante, pese a la contundencia de este escrito, en su compromiso de ayer ante el magistrado, J. M. M. prefirió recurrir al artículo 24 de la Constitución, que reconoce el derecho a no declarar. “Ha manifestado su deseo de acogerse a esa opción, por lo que no ha habido interrogatorio”, confirmó la abogada de la acusación, Leticia de la Hoz.

Siguiente fase Tras la jornada de ayer, el juez instructor emitirá el auto de conclusiones, en un plazo que como mínimo será de tres días, y se dará paso, con toda probabilidad, a la segunda etapa del proceso penal. Y es que no es un hecho definitivo, pero lo más seguro es que se abra un juicio oral en la Audiencia. De hecho, así lo entienden tanto la letrada del estudiante como el abogado del profesor. “Dada la posición que ha mantenido el juez, estamos seguros de que elevará la cuestión a la Audiencia y, por la experiencia que tenemos en casos de esta naturaleza, lo normal suele ser que haya juicio”, opinó Ruiz de Erenchun.

Más en el aire está la fecha en la que podría empezar esa vista que desembocaría ya en una sentencia condenatoria o absolutoria. Fuentes consultadas la sitúan en mayo o junio de este año, aunque el defensor del profesor comentó ayer: “Me parece difícil que el juicio pueda ser antes de septiembre”. Eso sí, puntualizó que es muy complicado efectuar un pronóstico, puesto que él desconoce los ritmos de la Justicia en Bizkaia.

Lo que sí parece claro es que el proceso durará varios días, debido, por ejemplo, al número de peritos que ya presentó la acusación en la fase de instrucción o a los distintos testigos que serán llamados por ambas partes. En las diligencias preliminares ya prestaron testimonio, entre otros, el director del colegio Gaztelueta cuando acontecieron, presuntamente, los hechos denunciados, Iñaki Cires; o el actual dirigente, Imanol Goyarrola, que en aquella época -años 2009 y 2010- era subdirector del centro. “Fui con muchas ganas a declarar porque creo que es el cauce ordinario en el que yo tengo que hablar. Hay que evitar un juicio mediático. Me sentí muy liberado al contar lo que hemos hecho desde el colegio”, recordaba recientemente en las páginas de este periódico Goyarrola. Tanto la madre como el padre de la presunta víctima se subieron al estrado y el propio joven contó al juez, durante más de dos horas, su versión de lo ocurrido tras presentar la querella criminal que dio inicio a este proceso el 29 de junio de 2015.