Ricardo Caparrós: “En ningún tratado médico sobre la burundanga se habla de que anule la voluntad”
¿Cuántas de las leyendas urbanas sobre la burundanga son acertadas? Ricardo Caparrós, educador de Ai Laket!!, asociación que analiza sustancias de todo tipo en espacios de ocio, arroja luz sobre algunas incógnitas
BILBAO. La escopolamina, más conocida como burundanga, es una droga altamente tóxica que puede encontrarse en muchas plantas corrientes. En los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, esta sustancia se ha asociado a la comisión de agresiones sexuales. El pasado fin de semana se denunció otro caso en Solokoetxe. Desde Ai Laket!! afirman que dado que se trata de una sustancia cuyo consumo con fines delictivos rara vez se ha demostrado objetivamente, se debe poner el foco en las agresiones y en los agresores, por lo menos hasta que los análisis toxicológicos digan lo contrario.
¿Les consta que el uso de la burundanga sea frecuente en Bizkaia?
-No es una sustancia habitual en espacios de ocio ni es recreativa. Tenemos constancia de un uso anecdótico. No permite obtener placeres que compensen con sus riesgos.
Quizás por ello se asocia su consumo a fines delictivos.
-En la práctica parece que sí, pero los casos confirmados con un análisis toxicológico de las víctimas son excepciones. En los casos de violaciones que han ocurrido en los últimos tiempos, o no se han hecho públicos los análisis toxicológicos o no se ha podido encontrar la escopolamina.
¿Y cómo se explican los casos que han salido a la luz en lo últimos meses con varias mujeres que han denunciado haber sido violadas bajo los efectos de la burundanga?
-Hay que tener cuidado. Cuando una persona sufre una agresión de esa magnitud en primer lugar existe un shock. Cuando argumenta que quizás le han echado algo en la bebida que puede ser burundanga tampoco hay que culparla de que trate de encontrar una explicación racional a algo que en principio no entiende o no recuerda. En los casos documentados de delitos no se ha podido encontrar burundanga hasta la fecha. Trasladar el foco de atención a las sustancias nos parece una equivocación, habría que trasladar el foco a la agresión.
¿Qué hace que la burundanga sea una sustancia cuyo uso se relaciona con fines delictivos?
-Su uso para cometer una agresión sexual o un delito está relacionado con dos cosas: la pérdida de consciencia y la amnesia. Es una de las sustancias con las que se pueden conseguir esos estados, pero también con el alcohol u otras sustancias depresoras.
¿Cuánto de cierto hay en que la burundanga desaparece en pocas horas del cuerpo sin dejar rastro?
-Según los protocolos de detección de sustancias, si se considera necesario buscar que ha habido consumo de burundanga, los análisis toxicológicos podrían hacerse nada más denunciarse la agresión. Con tomar una muestra de la persona es suficiente. Si pasan muchos días es más complicado conocer la presencia de la sustancia que se ha podido consumir involuntariamente, lo que se llama la sumisión química. Los análisis toxicológicos tienen un determinado espacio de tiempo para ser detectados. La burundanga es detectable, pero hay que hacerlo cuanto antes.
Otra creencia popular señala que tras consumir burundanga la víctima queda “hipnotizada” en manos de su agresor. ¿Es eso posible?
-No, no es cierto. La escopolamina se conoce desde hace siglos en medicina. Algunos oftalmólogos todavía la usan para provocar la dilatación de la pupila en los exámenes oculares. En ningún tratado médico sobre la burundanga se habla de que anule la voluntad. El consumo de sustancias puede disminuir la capacidad de tomar decisiones, como cuando una persona bebe y piensa que está bien para conducir.
¿Cómo puede detectar una persona si le han echado burundanga en su bebida?
-Es complicado porque los efectos no son los mismos en todas las personas y dependen de la cantidad. Si una persona comienza a percibir en su cuerpo efectos extraños, como mareos o somnolencia, o sus amistades observan que tiene un comportamiento errático o las pupilas muy dilatadas, puede ser una señal de algún tipo de intoxicación.
En su opinión, ¿cuál es el núcleo del problema?
-Existen determinadas personas que cometen delitos aprovechando un estado de intoxicación de otra. No hay que volver a crear miedos con que las mujeres se protejan lo máximo posible o que nunca vayan solas. Hay que saber con qué personas te relacionas y tener un poco de sentido común.
¿Cree que se peca de alarmismo?
-En los titulares existe una tendencia a la falta de rigor que da por hecho, a falta de un análisis toxicológico que lo corrobore, que las mujeres que denuncian haber sido violadas estaban bajo los efectos de la burundanga. Si queremos trasladar el foco de este asunto a las sustancias, según estudios realizados en Londres o en Barcelona, en el 60% de los casos de las violaciones había alcohol de por medio.
Es significativo que en Ai Laket!!, que realiza análisis de sustancias en espacios de ocio desde 2002, nunca hayan encontrado burundanga.
-Nunca la hemos analizado, es cierto. Y creemos que no es correcto afirmar que la burundanga se esté distribuyendo para cometer delitos. Puede ser cierto, pero no se puede afirmar con rotundidad porque no hay una confirmación objetiva de ello.
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