Barakaldo - “No solemos volver a casa por ese túnel, pero acompañamos a un amigo hasta la calle Ibarra y.... tuvimos mala suerte”. Entraron al subterráneo por la calle Murrieta, hablando sobre cómo se había terciado la noche con los amigos, y cuando iban a comenzar a subir a la superficie, por el barrio de Urban, se toparon con los golpes. “Me intenté cubrir como pude y cuando me di cuenta, estaba en el suelo”. Los dos jóvenes brutalmente agredidos la madrugada del domingo en Urban, Barakaldo, relatan a DEIA su historia movidos por la rabia y las ganas de “cambiar las cosas”. Deciden, eso sí, mantenerse en el anonimato debido al susto que aún les recorre el cuerpo.

“Yo iba pegado a la pared”, comienza el relato el chico que sufrió las heridas más leves. “Y me topé de cara con la mujer. Sin esperarlo, me soltó dos tortas en la cara y me aparté hacia atrás. Entonces, fueron hacia mi amigo”. Acababan de pasar las 6.30 horas del domingo cuando los agresores, una mujer de 19 años con antecedentes y un hombre de 21 años, la emprendían a golpes con estos dos amigos. “Buscaban pelea, nada más”, subrayan al unísono. Uno de los dos agredidos se llevó la peor parte y ha pasado una noche ingresado en el hospital de Cruces, donde ayer le dieron el alta a expensas de comprobar si necesita una operación en un ojo. Su cara, con un lado hinchado y amoratado habla por sí sola. “No recuerdo que me doliesen las patadas que me estaban dando. Yo solo escuchaba cómo mi amigo les gritaba que me dejaran en paz. Y cuando me dejaron fue para empezar a darle a él”, cuenta sin encontrar resignación. “Yo solo quería separarles porque iban a matar a mi amigo”, cuenta el segundo, con un corte debajo de un ojo.

Todo ocurrió en apenas unos minutos, hasta que llegaron los vigilantes de seguridad de la estación de Renfe, que alertaron a la Ertzaintza y retuvieron a los agresores. “Me entra mala leche al pensar cómo pasó, porque no nos lo esperábamos en absoluto”, apunta el que se llevó la peor parte en lo que al físico se refiere en esta historia. “Encima yo no soy pequeño que digamos”, apunta echándole algo de humor a la situación.

De los agresores recuerdan muy poco. “Sé que ella era rubia, pero poco más”, asegura el que cayó al suelo. “Yo uso lentillas y se me cayeron en la pelea así que tampoco recuerdo mucho, pero muy buena pinta no tenían”, apunta el otro. Lo que sí saben con seguridad es que no les habían visto nunca por el barrio. Conscientes de los problemas que pueden generarse al cruzar el túnel de Renfe, señalado como un punto negro de la localidad desde hace años, los jóvenes agredidos nunca cruzan ese paso para volver a casa. “Siempre pasamos por el túnel del campo de Lasesarre, precisamente porque se oyen cosas con el de Renfe, pero... nos tocó”.

“ciudad más segura” La paliza se produjo en medio de las fiestas de Urban, que culminaron ayer. Este detalle es fundamental para los responsables municipales, que llaman a “no crear alarma” y contextualizarlo con el ambiente festivo. “La Ertzaintza nos ha asegurado que esta pareja no se encontraba en las mejores condiciones y la agresión ha sucedido en el túnel no porque estuviese estudiado, sino que podría haber sucedido en la calle”, explica Juan Carlos Justo, concejal de Seguridad Ciudadana de Barakaldo. La del pasado domingo es la segunda agresión que se registra en el interior del túnel de Renfe en los últimos dos meses. La primera, registrada el pasado mes de abril, revolucionó el barrio barakaldarra, llegando las reclamaciones de mayor seguridad hasta el Ayuntamiento. En ese sentido, se llevó a cabo una Comisión de Seguridad Ciudadana, solicitada por el PNV, y el responsable del área mantuvo reuniones con la mujer agredida. “Estamos consiguiendo una ciudad cada vez más segura”, subraya Justo. “Así lo demuestra el 21% menos de delitos que se han registrado, incluyendo también este barrio”. “Aún tenemos pendiente una reunión con la asociación de vecinos -prosiguió- y pondremos en marcha las medidas necesarias”. Hasta la fecha, se ha aumentado la presencia policial uniformada en la zona del túnel y la plaza de Pormetxeta, ya que según los vecinos, la sensación de inseguridad es extensible a todo el barrio, no solo en el subterráneo. En cuanto a las propuestas planteadas en la comisión por la Policía Municipal, el edil aseguró “que están sobre la mesa”, pero “algunas no son de nuestra competencia”.

El PNV barakaldarra, que ha apoyado desde el inicio a los vecinos, también pide implicación al Ayuntamiento fabril. “Los responsables municipales no pueden seguir mirando a otro sitio, y mientras se realizan las obras de la pasarela de Murrieta -paralizada momentáneamente por Bilbao Ría 2000-, es necesario que refuercen la presencia policial en la zona y que doten al paso subterráneo de las medidas de seguridad que los propios vecinos demandan y que coinciden en gran parte con las propuestas por el máximo responsable de la policía local”, apunta Amaia del Campo, portavoz jeltzale.

La sensación de inseguridad divide el barrio de Urban entre los que la consideran una situación “preocupante” y quienes indican “que el problema no está resuelto, pero sí controlado”. Marcos Fernández, portavoz de la asociación de vecinos explica a DEIA que la agresión les pilló “por sorpresa” y que es un caso “aislado”. “Eso no indica que cada vez sea más necesaria la pasarela, que garantizará un paso seguro”. Por ese motivo, están pensando concentrarse hoy mismo para pedir que se retome el proyecto.