Un hombre de origen chino muere apuñalado en su piso de Portugalete

portugalete. "Salían y entraban de la casa a cualquier hora, en grupos y bien vestidos. Yo creo que tenían algún negocio clandestino o organizaban timbas". Los vecinos del número 20 de la calle Abaro de Portugalete se levantaron ayer sobresaltados con la noticia del asesinato de uno de sus vecinos del primero izquierda, de origen chino, que tiñó de sangre el Día Contra la Violencia de Género. "Apenas teníamos trato con ellos, pero son muy educados, siempre saludan", decían extrañados al conocer que el fallecido, del que se desconoce su identidad, había sido apuñalado en el interior del inmueble; una única puñalada que le costó la vida y que acabó con la detención de cinco personas, cuatro de ellas en el céntrico piso portugalujo, y una más, el supuesto asesino, capturado por la Guardia Civil en el puerto del Santurtzi.

Era la una de la madrugada cuando, al parecer por un ajuste de cuentas -es una de los móviles que baraja la Ertzaintza-, un cuchillo truncó la vida del hombre de nacionalidad china de 47 años. "Yo no me he enterado de nada hasta esta mañana, cuando he escuchado la radio", aseguraba Primitiva Amaya, del quinto izquierda. La mayoría de los vecinos del inmueble conocieron la noticia por la prensa.

El arma homicida fue encontrada por los agentes en el propio inmueble, de alrededor de 120 metros cuadrados, que tenían arrendado "desde 2003", apuntaba otro vecino. Según su relato, vivían cerca de 14 personas que "entraban y salían continuamente". "Siempre había mucho movimiento, incluso de madrugada. Yo creo que tenían algún tipo de chanchullo o timba montada ahí cada noche", indicaba Miren Prados, también del quinto. "Iban siempre bien vestidos, así que se notaba que movían dinero, entre otras cosas porque una renta aquí no tiene que ser barata, son pisos grandes y en una buena zona ", explicaba pocas horas después del asesinato.

Varias familias en casa Tras el incidente, el supuesto autor del delito, de 37 años, salió corriendo del piso en dirección a Santurtzi, donde alrededor de las cuatro de la madrugada fue detenido. La Er-tzaintza aún continúa con las investigaciones, barajando, además del ajuste de cuentas, la posibilidad de que los implicados hubiesen bebido más de la cuenta y se les hubiese escapado de las manos una discusión.

"Son gente muy esquiva, no trataban con nadie, solo entre ellos, como un clan", aseguraba una vecino del tercero, aún inquieta por lo sucedido entre sus vecinos chinos. "Saludan siempre, hola y adiós. Eso sí, eran educados; al menos a mí me esperaban cuando me veían llegando al portal para sujetarme la puerta", apuntaba Primitiva. En el primero izquierda del número 20 de la calle vivían "varias familias diferentes", tal y como contaba Miren, "que no tenían muy buena relación entre ellas". "De hecho, vivían cada uno en una habitación y cocinaban con camping gas", asegura la vecina. "En las reuniones de vecinos, siempre había quejas sobre un fuerte olor a comida. Pensamos que igual la reparten con algún restaurante o algo", apuntaban desde el séptimo piso.

Al parecer, los implicados poseen dos negocios en Portugalete, un bazar chino en la misma calle, junto a la sucursal de la calle Laboral, y otra, frente al Ayuntamiento. Sus responsables aseguraron ayer a DEIA no "poder hablar" de lo ocurrido, bien por desconocimiento o por otro tipo de razones. "No son de mi familia", aseguraba una de las trabajadoras del bazar de la misma calle. "Yo solo conozco a mi familia", admitía.

El alcalde de la villa jarrillera, Mikel Torres, también se mostraba ayer sorprendido por lo ocurrido. "La comunidad china es muy tranquila en la convivencia, trabaja muchas horas al día y son muy cerrados", aseguraba tras la lectura del manifiesto de Eudel sobre la Violencia de Género durante la celebración del 25-N.