La movilidad sostenible consiste en contrarrestar los problemas medioambientales y sociales de la movilidad urbana. Para ello, es esencial proporcionar a los ciudadanos por parte de empresas e instituciones sistemas y modos para moverse que sean eficientes a nivel ambiental, social y económico, como desplazarse a pie, en bicicleta y en transporte público.

El modelo de transporte basado en el coche particular afecta en gran medida a la contaminación por el aire. Por ello se están impulsando opciones como el autobús de tránsito rápido, el tren ligero, el tranvía o el tren-tram.

Sensibilizar a la ciudadanía y buscar alternativas como el desarrollo de tecnologías que amplíen las opciones de movilidad sostenible por parte de empresas o instituciones es clave para crear un nuevo modelo de ciudad sostenible.

La Estrategia Española de Movilidad Sostenible (EEMS) ha puesto en marcha un sistema que integra los principios y herramientas de coordinación para orientar y dar coherencia a las políticas sectoriales que facilitan una movilidad sostenible y baja en carbono. Los objetivos de la EEMS se encuentran en las siguientes áreas: "territorio, planificación del transporte y sus infraestructuras; cambio climático y reducción de la dependencia energética; calidad del aire y ruido; seguridad y salud; y gestión de la demanda".

El Estudio del Observatorio del Estado de la Movilidad Sostenible en el Estado dice que "la movilidad sostenible se ha convertido en un área transversal y estratégica tanto en los diferentes ámbitos de la política pública como para las grandes empresas".

Más ayudas y menos impuestos

La Administración pública ha aumentado el apoyo a la movilidad sostenible, impulsando la demanda, apoyando a la industria y las infraestructuras, a diferentes escalas: Unión Europea, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Las políticas públicas de incentivos como las ayudas económicas o, en ocasiones, la disminución de impuestos para la compra de vehículos ecológicos, o poder transitar por el centro de las ciudades apoyan la sostenibilidad. Los avances tecnológicos y digitales también contribuyen a que las ciudades tengan presente una movilidad eficiente, saludable y respetuosa con el medio ambiente.

Por otro lado, se ha incrementado el número de empresas que planean la movilidad sostenible. Según el Estudio del Observatorio del Estado de la Movilidad Sostenible, aproximadamente el 44% de las grandes empresas españolas tienen un plan de movilidad sostenible. De hecho, Empresas por la Movilidad Sostenible es un foro que agrupa a todas las organizaciones que apuestan por ello, como El Corte Inglés, Coca Cola, Allianz, Cruz Roja Española, ALSA, FisrStop, Repsol y NACEX.

Las empresas han ido localizándose cada vez más lejos de los centros urbanos, ocasionando la utilización del transporte privado para acceder a ellas. El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) pone a la disposición de la ciudadanía cómo gestionar la movilidad de los trabajadores a los polígonos industriales y empresariales con una elevada concentración de empleo y desplazamientos recurrentes.

Consecuencias medioambientales

ISTAS menciona una lista de consecuencias ambientales que son: "el despilfarro de energía, el deterioro de la calidad del aire y el ruido que dificulta la calidad del trabajo".

También ofrece soluciones y medidas que se pueden llevar a cabo: "utilizar el transporte público, recuperar o implantar rutas de empresa, utilizar servicios exprés o lanzaderas, incentivar el uso de la bicicleta, estimular el desplazamiento a pie, promover el coche compartido, gestionar el aparcamiento, la flexibilidad horaria y el teletrabajo".

Los beneficios para las empresas que llevan a cabo una movilidad sostenible son notables, como la disminución de costes económicos, una mayor satisfacción del personal, el aumento de la productividad en el trabajo y el fomento de la conciliación.