En un mundo donde el ruido digital y la sobrecarga de información son parte del día a día, encontrar formas de concentrarse o relajarse se ha convertido en un desafío. Entre las técnicas más curiosas y efectivas que la ciencia ha validado recientemente, destaca una que tiene que ver con algo tan simple como escuchar: el ruido marrón, también conocido como brown noise. Este tipo de sonido, cada vez más popular en plataformas como YouTube, Spotify o TikTok, está ganando fama por su capacidad para reducir el estrés, mejorar el sueño y potenciar la atención.

El ruido marrón se diferencia del clásico ruido blanco en que sus frecuencias son más graves y profundas. Mientras el blanco recuerda al sonido de una radio mal sintonizada o a un ventilador, el marrón se asemeja al rumor constante del mar, al trueno lejano o a una cascada. Es más envolvente, menos agudo y, según los expertos, más agradable para el oído humano. Esa textura sonora ayuda al cerebro a entrar en un estado de calma sostenida, ideal para estudiar, trabajar o simplemente desconectar.

Qué dice la neurociencia

Los estudios neurológicos han demostrado que los sonidos constantes y armónicos, como el ruido marrón, sincronizan las ondas cerebrales con ritmos que favorecen la relajación y el enfoque. Al escuchar este tipo de frecuencias, el cerebro tiende a generar ondas que aparecen durante la meditación o los estados de descanso profundo.

Además, el ruido marrón actúa como una “barrera auditiva”: bloquea estímulos externos, como conversaciones, tráfico o notificaciones, permitiendo que el sistema nervioso se relaje y reduzca la producción de cortisol, la hormona del estrés. Por eso, se ha convertido en una herramienta útil para personas con trastornos de ansiedad, TDAH o insomnio, que encuentran en estos sonidos un modo natural de estabilizar la mente.

Un adolescente estudia en casa. Freepik

Por qué no siempre ayuda el silencio absoluto

Contrario a lo que muchos creen, el silencio total no siempre es el mejor aliado para concentrarse. Cuando no hay ningún tipo de estímulo, el cerebro tiende a distraerse con pensamientos internos o a percibir con más fuerza los pequeños ruidos del entorno. En cambio, el ruido marrón ofrece un entorno sonoro constante y neutro que calma la mente sin distraerla.

A diferencia de la música, no activa las zonas del cerebro relacionadas con la memoria o la emoción, sino que mantiene la actividad mental en un nivel equilibrado, favoreciendo la concentración sostenida. Este equilibrio explica por qué cada vez más personas recurren a estos sonidos en entornos de trabajo, bibliotecas o incluso para conciliar el sueño.

Usarlo es tan simple como reproducir un sonido de fondo mientras realizas tareas cotidianas. Lo ideal es escucharlo con auriculares de buena calidad o a volumen bajo en altavoces, durante 15 a 30 minutos al día. Muchos lo emplean para potenciar la productividad, pero también para meditar, leer o relajarse antes de dormir.

Algunas aplicaciones incluso combinan el ruido marrón con sonidos de la naturaleza como lluvia o viento, creando ambientes personalizados para cada momento del día.

Te puede interesar:

Un aliado natural contra el estrés

Los investigadores coinciden en que la exposición breve y regular a este tipo de frecuencias puede tener efectos positivos en la salud mental. Mejora la concentración, facilita la relajación y ayuda a dormir mejor, todo sin recurrir a fármacos ni pantallas. Además, escuchar ruido marrón puede convertirse en un ritual sencillo para romper con la saturación sensorial que caracteriza la vida moderna.