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Cold plunge: la moda que mejora el ánimo y refuerza tu sistema inmunitario

Una práctica que activa la circulación, estimula el sistema inmune y te llena de energía desde el primer minuto

Cold plunge: la moda que mejora el ánimo y refuerza tu sistema inmunitarioPixabay

Cada vez más personas incorporan las duchas frías o los baños de inmersión en agua helada a su rutina. Lo que antes parecía una excentricidad de atletas o celebridades se ha convertido en un ritual de salud que gana seguidores en todo el mundo. Esta técnica, conocida como 'cold plunge', consiste en sumergir el cuerpo durante breves periodos en agua a temperaturas que rondan los 7 °C o 12 °C, con el objetivo de activar el organismo y aprovechar los beneficios de la exposición al frío.

¿Cómo funciona?

El principio es sencillo: al enfrentarse al frío, el cuerpo experimenta una reacción de alerta inmediata que estimula la circulación y el metabolismo. Esa respuesta fisiológica tiene múltiples efectos positivos. Por un lado, reduce la inflamación y el dolor muscular, ayudando a recuperarse antes del ejercicio o después de un día agotador. Además, favorece la vasoconstricción y la vasodilatación, lo que mejora el flujo sanguíneo y la recuperación de los tejidos.

La exposición breve al agua fría también tiene un efecto sobre el sistema inmunitario, al generar un tipo de estrés controlado que fortalece las defensas. Diversos estudios apuntan a que esta práctica ayuda a aumentar la producción de glóbulos blancos y a mejorar la resistencia del organismo ante infecciones leves. Por si fuera poco, el impacto emocional es inmediato: el contacto con el agua fría provoca una liberación de endorfinas y noradrenalina, sustancias que elevan el ánimo, despejan la mente y aumentan la energía.

Grifo de una ducha

Otro de los efectos más comentados del cold plunge es su capacidad para activar el metabolismo. El cuerpo necesita gastar más energía para mantener su temperatura interna, lo que estimula el gasto calórico y favorece la sensación de vitalidad. También se asocia con una mejora en el aspecto de la piel y el cabello, ya que el frío ayuda a cerrar los poros y las cutículas, dejando una apariencia más firme y tonificada.

Cuidado con sumergirse de golpe

Eso sí, no todo el mundo debe lanzarse de golpe a un baño helado. Los expertos recomiendan introducir el frío de forma gradual, empezando con duchas de agua templada y bajando poco a poco la temperatura. Es importante escuchar al cuerpo, controlar la respiración y detenerse si se siente mareo. Las personas con problemas cardiovasculares, hipertensión o mala circulación deben consultar antes con su médico, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden resultar contraproducentes.

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Para quienes no disponen de una piscina o bañera específica, una ducha fría intensa puede proporcionar efectos similares si se practica con regularidad. Lo importante es la constancia y la adaptación progresiva: unos segundos de frío cada día bastan para notar los cambios.