Cepillarse los dientes se asocia siempre con la higiene y con la prevención de caries, pero en realidad la boca es una de las puertas de entrada más directas hacia el resto del organismo. La investigación médica ha confirmado en los últimos años que la salud bucal y la salud de nuestro corazón están estrechamente ligadas. Una encía sana actúa como barrera protectora; una encía dañada o inflamada, en cambio, se convierte en una vía de acceso para bacterias que viajan por la sangre y terminan afectando a órganos vitales.

El error más habitual es el de aplicar demasiada presión. Lo que se interpreta como una limpieza más eficaz se convierte en un riesgo que debilita la barrera natural de las encías.

Hombre sostiene el cepillo de dientes delante del espejo del baño. Freepik

Cuando se ejerce demasiada fuerza con el cepillo, el esmalte dental se erosiona y las encías se retraen. Esa retracción genera espacios en los que las bacterias se instalan con facilidad. Además, el sangrado frecuente abre la puerta a que microorganismos pasen a nuestra sangre. Este proceso, conocido como bacteriemia, puede tener consecuencias serias. Las personas con enfermedades bucales tienen más probabilidades de desarrollar arteriosclerosis, infartos o accidentes cerebrovasculares.

Cuidado con el sangrado

Durante años, la salud dental se consideró un ámbito separado del cardiovascular. Hoy la visión ha cambiado por completo. En la boca conviven cientos de especies bacterianas, muchas inocuas, pero algunas peligrosas si alcanzan la sangre. El cepillado agresivo, al producir microheridas, favorece ese tránsito.

Los odontólogos recomiendan cepillos de cerdas suaves, técnicas de limpieza sin presión excesiva y cambios regulares de cepillo cada tres meses. Cepillarse bien no significa hacerlo fuerte. Movimientos controlados, complementados con hilo dental y colutorios adecuados, son suficientes para mantener a raya la placa bacteriana.

El hilo dental es necesario para llevar a cabo una limpieza total de los dientes Freepik

El sangrado de encías no debe normalizarse. Aunque sea leve, indica inflamación y desequilibrio en la microbiota oral. Ignorar esta señal es tanto como ignorar un aviso del corazón. Cuando las encías sangran de manera continua, lo indicado es consultar con un profesional. Un tratamiento a tiempo de la periodontitis reduce de forma clara el riesgo cardiovascular.

Un hábito con impacto

Cepillarse los dientes de forma correcta y regular es mucho más que una cuestión estética: constituye un pilar fundamental de la salud general. Al eliminar restos de alimentos y placa bacteriana, se previenen caries, inflamaciones de encías y enfermedades periodontales que, si se descuidan, pueden derivar en problemas más graves.

Una higiene bucal adecuada no solo protege la sonrisa, también reduce el riesgo de halitosis y de infecciones que pueden afectar al organismo entero, incluyendo el sistema cardiovascular. Los expertos recomiendan cepillarse al menos dos veces al día, emplear un cepillo de cerdas suaves y complementar la limpieza con hilo dental y enjuague. Convertir este hábito en una rutina diaria no solo garantiza dientes y encías sanos, sino que también contribuye a mantener un bienestar duradero en todo el cuerpo.