Cada mañana, miles de personas empiezan el día con un vaso de zumo de naranja, convencidas de estar haciendo una elección saludable. Sin embargo, una advertencia reciente de la médico Sara Marín Berbell en su cuenta de Instagram ha generado cierto debate en redes sociales: ¿y si ese zumo que parece tan natural fuera, en realidad, una bomba de azúcar disfrazada?

Con una explicación sencilla y visual, la doctora ha puesto en cuestión el valor nutricional de este hábito tan extendido. Su vídeo no solo ha captado la atención de miles de seguidores, sino que también ha abierto una conversación necesaria sobre el impacto real del azúcar en la dieta y la importancia de la fibra en la absorción de los alimentos.

La metáfora del coche: azúcar con o sin freno

En el vídeo, Sara Marín utiliza una comparación práctica: "No es lo mismo ir a 200 km/h en un coche con freno y cinturón que en uno sin freno". Con esta imagen, la médico se refiere a la diferencia entre el azúcar presente en una fruta entera —como el plátano— y el azúcar libre que encontramos en productos procesados... o en un zumo exprimido.

Para ilustrarlo, compara un plátano con 20 Lacasitos. Ambos contienen la misma cantidad de azúcar, pero con una diferencia clave: el plátano viene acompañado de fibra. "La fibra es como el freno y el cinturón de seguridad", explica. Es decir, ralentiza la absorción del azúcar en la sangre, evitando picos bruscos de glucosa.

La clave está en la fibra: lo que pierde el zumo

La parte más reveladora de su explicación llega cuando pone a prueba los dos alimentos en un vaso de agua, usado como metáfora de la sangre. Cuando añade rodajas de plátano, el agua permanece prácticamente igual: "Esto es porque la fibra ralentiza la disolución", aclara.

Pero cuando echa los Lacasitos, el efecto es inmediato: el agua cambia de color, reflejando cómo el azúcar se libera de golpe en el organismo. ¿Y qué ocurre entonces con el zumo de naranja? Para Sara Marín, la respuesta es clara: “Te estás bebiendo solo el agua de los lacasitos”.

Al exprimir la fruta, se pierde la mayor parte de la fibra, que se queda en la pulpa. Lo que queda en el vaso es, aunque natural, un líquido que actúa como azúcar libre en el cuerpo. El resultado: un pico de glucosa que puede ser perjudicial si se consume de forma habitual, especialmente en ayunas.

Al exprimir la fruta, se pierde la mayor parte de la fibra, que se queda en la pulpa Amaia Diez Lucas

¿Natural siempre es saludable? Una falsa creencia

Una de las ideas más arraigadas en la cultura alimentaria es que lo natural es automáticamente saludable. Pero el mensaje de esta profesional rompe con ese mito. Aunque el zumo de naranja no lleva azúcares añadidos ni conservantes, su impacto en el organismo puede ser similar al de una bebida azucarada cuando no se acompaña de fibra.

El problema no está en la naranja, sino en cómo se consume. Comer la fruta entera, con su fibra, permite al cuerpo absorber los azúcares de forma gradual. Pero cuando se exprime y se bebe como zumo, el azúcar entra rápidamente en el torrente sanguíneo, elevando los niveles de glucosa y forzando al páncreas a reaccionar de forma más agresiva.

Comer la fruta entera, con su fibra, permite al cuerpo absorber los azúcares de forma gradual. Freepik

Alternativas para un desayuno más saludable

A raíz de esta publicación, muchos se preguntan: ¿Significa esto que hay que eliminar el zumo de naranja por completo?

La doctora Marín no aboga por una prohibición estricta, sino por una mayor conciencia alimentaria. En lugar del zumo, los expertos en nutrición recomiendan consumir la fruta entera o acompañar el desayuno con alimentos ricos en fibra y proteínas que ayuden a mantener estables los niveles de azúcar. Algunas alternativas pueden ser:

  • Naranja en gajos con yogur natural y avena
  • Pan integral con aguacate y huevo
  • Batidos con fruta entera y vegetales, sin colar ni añadir azúcares

Tostada de pan integral con aguacate y huevo poché. Freepik

Mayor información sobre la importancia de la nutrición

El vídeo de Sara Marín Berbell ha hecho reflexionar a muchos sobre un gesto tan cotidiano como exprimir una naranja. Aunque el zumo natural puede parecer una opción sana, este análisis revela que no siempre lo es si se toma de forma regular y sin tener en cuenta su impacto en el metabolismo.

En un momento en el que los problemas relacionados con el azúcar, como la diabetes tipo 2 o la resistencia a la insulina, van en aumento, este tipo de contenidos divulgativos resultan esenciales. No se trata de demonizar alimentos, sino de entender mejor cómo actúan en nuestro cuerpo. Porque, como dice la doctora: "No es lo mismo con freno que sin él".