Pasar mucho tiempo expuesto al frío, ir poco abrigado o llevar la ropa mojada son tres situaciones habituales que podemos vivir en invierno y que nos pueden provocar escalofríos. Estos se manifiestan como temblores y pueden ser también un síntoma de infecciones virales y bacterianas que suelen cursar con fiebre

En ambos casos, los temblores están causados por contracciones y relajaciones musculares rápidas que son la manera que tiene el cuerpo de generar calor cuando siente frío. Estos escalofríos suelen desaparecer tan pronto como el cuerpo se calienta. 

Otras causas de los escalofríos

Además del frío, otras posibles causas de escalofríos sin fiebre son:

 - Medicamentos. Tomar ciertos medicamentos, combinar varias medicinas o tomar la dosis incorrecta puede causar escalofríos.

- Actividad física intensa. Practicar deportes extremos que requieren un esfuerzo físico intenso puede causar cambios en tu temperatura corporal central y provocar escalofríos.

- Hipotiroidismo. Si la glándula tiroides no produce suficientes hormonas para regular la tasa metabólica, esto puede ocasionar un aumento en la sensibilidad al frío y causar escalofríos.

- Hipoglucemia. La hipoglucemia aparece si los niveles de azúcar en la sangre están anormalmente bajos y esto puede causar una sensación de temblor o de debilidad muscular similar a los escalofríos.

- Desnutrición. Los escalofríos pueden ser un síntoma de desnutrición. Esta se produce cuando el cuerpo carece de los nutrientes necesarios bien por no comer lo suficiente, porque el organismo no los absorbe adecuadamente o por un trastorno alimenticio, como la anorexia. 

Por lo general, los escalofríos sin fiebre suelen tratarse con remedios caseros o modificando ciertos comportamientos. Si no desaparecen o si experimentas regularmente escalofríos sin una causa justificada, consulta con tu médico.

Una mujer vestida con gorro y bufanda tirita de frío.

'Piel de gallina'

Los escalofríos y la piel de gallina no son lo mismo. Como ya hemos dicho, mientras los escalofríos pueden tener su origen en las bajas temperaturas o en infecciones, la piel de gallina aparece por el frío, pero también por emociones fuertes como el shock o el miedo

También conocida como carne de gallina, consiste en una contracción involuntaria de los músculos erectores del pelo que provoca que el vello se erice y la piel adopte un aspecto característico con pequeñas protuberancias. 

Se produce por la liberación de adrenalina en determinadas situaciones de frío y de estrés en las que esta hormona pone al organismo en alerta para que pueda luchar o huir si está en peligro: acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión sanguínea y puede causar también temblores y sudor en las manos.

Nuestros antepasados creían que el hecho de que se erizase el pelo era una forma de intimidar al oponente y que para protegernos del frío los músculos erectores del pelo creaban una capa de aire alrededor del cuerpo para mantener la temperatura corporal.

Sin embargo, ninguna de las dos afirmaciones parecen hoy muy convincentes, ya que, por una parte, la piel de gallina podría dar pistas al oponente de que tenemos miedo y, por otra, tampoco tenemos en el cuerpo el pelo suficiente como para protegernos del frío.