Con anterioridad, los procedimientos odontológicos en los niños se reservaban para situaciones de urgencia relacionadas con cuadros dolorosos o infecciosos, mientras que, en la actualidad, abarcan un abanico considerable de posibilidades preventivas y terapéuticas. La dentición decidua ya no es despreciada por su temporalidad siendo conscientes de cómo su salud es determinante en la de la dentición definitiva; se aprovecha el potencial de crecimiento de los maxilares a edades tempranas para guiar su desarrollo, evitando o minimizando problemas futuros, así como la implantación de conductas higiénicas y nutricionales adecuadas, los cuales representan un fondo de inversión de valor incalculable para toda la vida del paciente.

Pese a la dedicación y cuidados de los profesionales del ámbito de la odontopediatría, sigue siendo frecuente que algunos pacientes infantiles acudan a la consulta con una actitud poco favorable. El miedo a lo desconocido o la transmisión social de una imagen negativa de los procedimientos dentales, podrían ser justificantes de estas conductas no deseadas que condicionan en gran medida las maniobras a realizar.

La salud de la dentición decidua o de leche es determinante en la dentición definitiva. CODBI

Por todo ello, los profesionales de esta área de la odontología proponen una serie de recomendaciones que faciliten las tareas a efectuar sobre los niños, sin olvidar las características específicas de cada persona, lo que determina que no existan recetas universales válidas para todos los individuos:

  1. No transferir miedos personales a los niños: con frecuencia experiencias desfavorables o temores infundados o fundados de los padres son transmitidos involuntariamente a sus hijos, condicionando la actitud de estos últimos ante la visita al dentista. Por ello, debería evitarse la transferencia de esta información de padres a hijos cuidando la comunicación al respecto al máximo posible.
  2. Se portan mejor cuando pasan solos al gabinete de trabajo. Los estudios científicos demuestran cómo la actitud de los niños es más favorable cuando los padres no les acompañan durante la secuencia de tratamiento, ya que no pueden recurrir a las estrategias emocionales que en numerosas ocasiones desarrollan y que dificultan e imposibilitan el tratamiento.
  3. Tratamientos en horarios favorables: se recomienda actuar en los momentos en los que se encuentren más descansados para que su comportamiento sea más adecuado. Hoy en día los niños participan de gran número de actividades escolares y extraescolares que reducen en gran medida su energía en las últimas horas del día, pudiendo influir en su carácter, por lo que la propuesta es intervenir en horarios menos avanzados en el día.
  4. Ambiente distendido. La puesta en escena es muy importante, desde una decoración con motivos infantiles hasta el empleo de recursos audiovisuales sin olvidar la actitud y lenguaje adaptados a las características específicas del paciente por parte de los profesionales
  5. No prometer regalos por su buena conducta. El buen comportamiento se debe presuponer y la promesa del obsequio predispone a una situación de dificultad incitando al pensamiento de “… si prometen algo es porque la expectativa no es muy buena…”
  6. Establecer visitas rutinarias preventivas y no únicamente de intervención para que los niños no identifiquen su asistencia con procedimientos más tediosos y menos apetecibles.

Más allá de la simbología religiosa empleada en el enunciado con el término de “mandamientos,” lo que se pretende es hacer referencia a una serie de propuestas para facilitar los tratamientos odontológicos en los niños, generando experiencias cuando menos no negativas que permitan una salud oral favorable y una actitud positiva ante la visita al dentista ahora y cuando sean mayores, “como Dios manda”.