El Grupo Materiales+Tecnologías (GMT) de la UPV/EHU desarrolla comprimidos basados en diferentes tipos de almidón mediante impresión 3D para terapias personalizadas, y corrobora que la liberación del fármaco podría adaptarse optimizando el tipo de almidón adecuado y la forma del comprimido.

Los métodos tradicionales producen medicamentos con determinados parámetros, pero en muchos casos sin satisfacer las necesidades individuales de los pacientes, según indican desde la UPV/EHU, para añadir que, de hecho, los medicamentos convencionales suelen basarse en la dosis de los adultos, por lo que los pacientes pediátricos y de edad avanzada requieren dosis adecuadas a su edad.

Además, según añaden, ciertos grupos de pacientes también necesitan alternativas de formas de dosificación específicas para facilitar la administración oral de los fármacos.

En este sentido, los comprimidos de desintegración rápida se alzan como una buena opción ya que se disuelven inmediatamente al colocarlos en la lengua, apuntan. Por otra parte, señalan que otro de los retos que deben superar las empresas farmacéuticas es la liberación controlada del fármaco en el tiempo, sobre todo cuando el fármaco tiene un carácter hidrófobo, es decir, cuando resulta difícil que se disuelva en agua.

En este contexto, la tecnología de impresión 3D resulta “una técnica avanzada para la medicina personalizada y el desarrollo de comprimidos de liberación de fármacos bajo demanda”, según señala Kizkitza González, del Grupo Materiales+Tecnologías (GMT) de la UPV/EHU.

“El objetivo principal de este trabajo fue producir comprimidos impresos en 3D a base de almidón para la administración a medida de fármacos hidrofóbicos”, matiza la autora del trabajo.

La impresión 3D es una tecnología que consiste en la impresión de los productos capa por capa, en la que los materiales se depositan de acuerdo con el modelo digital diseñado por el software de diseño informático. “Siguiendo una metodología rápida y sencilla y gracias a la impresión 3D, hemos sido capaces de preparar comprimidos basados en tres tipos de almidón –dos tipos de almidón de maíz (normal y waxy) y un tipo de almidón de patata– con diferentes geometrías y cargadas con un fármaco no soluble”, indica Kizki-tza González.

Tras explicar que el material que se produce hay que introducirlo en una jeringa antes de imprimirlo, advierte que antes es “fundamental asegurar que el material va a ser imprimible y que una vez imprimido va a mantener su forma”. Para ello, indicó, hay que realizar un análisis reológico detallado. Así, precisa que los tres tipos de almidón han mostrado propiedades reológicas apropiadas, a pesar de que en el caso del almidón de patata el proceso de impresión resultó ser “más laborioso debido a sus propiedades”.

¿Quién? El Grupo Materiales+Tecnologías (GMT) de la UPV/EHU.

Dosificación. Ciertos grupos de pacientes también necesitan alternativas de formas de dosificación específicas para facilitar la administración oral de los fármacos.

En 3D. La tecnología de impresión 3D resulta “una técnica avanzada para la medicina personalizada y el desarrollo de comprimidos de liberación de fármacos bajo demanda” .