La enfermedad de Lyme es una patología infecciosa que se contrae a través de una bacteria que transmiten las garrapatas a humanos y animales. Durante el período comprendido entre 2005-2019, se observó que en el Estado español hubo 1.865 pacientes hospitalizados, un aumento del 191,8% respecto al período anterior, con incrementos notables en Navarra (363%), Cataluña (268%), País Vasco (232%) y Murcia (238%).

Las garrapatas o ixodoideos (Ixodoidea) son una superfamilia de ácaros ( hay más de 900 especies), parásitos que se alimentan de sangre caliente y vectores de numerosas enfermedades infecciosas, entre las que están el tifus, la encefalitis vírica o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que tiene una mortalidad del 30% y no hay tratamiento, o la enfermedad de Lyme.

La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) precisa que el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático es una de las principales causas de que las garrapatas hayan aumentado su número de ejemplares, y alerta de que las consecuencias de la picadura de este artrópodo pueden llegar a ser graves.

Por ello, piden extremar las precauciones e incrementar las acciones dirigidas al control de este artrópodo ante su incremento disparado. “El peligro no es únicamente llegar a necesitar atención hospitalaria. Y es que la enfermedad de Lyme, sin el tratamiento adecuado, se cronifica, llegando a afectar seriamente al desarrollo de una vida normal a través de manifestaciones neurológicas, cardiacas y/o articulares agudas”, dice el director general de Anecpla, Jorge Galván.

Las garrapatas habitan especialmente en el campo, en zonas donde exista abundante vegetación y presencia de animales, ya que se observa que el mayor número de pacientes hospitalizados se da en zonas donde se desarrollan actividades profesionales ordinarias en el territorio rural. Suelen buscar huéspedes animales, pero también humanos, y habitar tanto fuera como dentro de nuestras casas. Es durante paseos o rutas de senderismo cuando las personas suelen ser más vulnerables. “Las garrapatas también pueden encontrase en parques, jardines, piscinas e incluso en la playa”, añade el presidente de Anecpla, Sergio Monge.

El método de control empleado en cada caso variará, tal y como afirma Galván, quien añade que será en función de la toma en consideración de factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano.

En cuanto a prevención, se aconseja utilizar ropa protectora adecuada, que deje visible la menor superficie de piel posible al salir al campo. Por otro lado, y después de una exposición a ambientes donde cabe esperar la presencia de este animal, es importante revisar tanto la ropa como la piel y el pelo (las zonas calientes como las axilas, el cuello, la cintura y la cabeza son sus preferidas). Y, en caso de detectar alguna garrapata retirarla rápidamente, siempre con cuidado y la técnica adecuada y, siempre que sea posible, conservarla para posibles análisis posteriores.

Y desde luego, máxima precaución con nuestras mascotas. Por cierto, no son fáciles de retirar, así que no está demás pedir ayuda especializada. No todo consiste en tirar y ya está, porque partes del insecto se quedarán dentro de nuestro animal, aumentando los peligros.