AMPUDIA, ubicada al sur de la provincia de Palencia, ostenta la mención de Conjunto Histórico–Artístico y un paseo por sus calles traslada al visitante al Medievo aunque el linaje de sus vecinos procede de la lejana Edad del Bronce. Quien la visite tardará en olvidar esta villa capital de Tierra de Campos de Palencia ante la belleza de sus calles porticadas, con columnas de piedra y soportales centenarios.

Sita en la parte occidental provincial a una distancia de 26 kilómetros de la capital, Ampudia cuenta con un núcleo urbano muy relevante y con la categoría de Conjunto Histórico-Artístico. Sus emblemáticas calles y plazas porticadas son un orgullo para sus vecinos, que lograron el Premio Provincial de Turismo del año 2002 y que, en 1991, consiguieron un merecido galardón de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León por su buen hacer en las labores de conservación de su localidad.

El visitante sentirá como una delicia pasear entre sus rincones y alzar la vista perdiendo la mirada en busca de su cumbre más alta, la de la esbelta torre de la colegiata de San Miguel. Aunque el aspecto actual de la villa exude aires del Medievo, con un castillo incluido que es la edificación fortificada más importante de Palencia, hay constancia de restos arqueológicos que indican que la zona fue habitada ya en la Edad del Bronce.

Las dos calles principales, denominadas Corredera y Ontiveros, son porticadas, con columnas de piedra que forman una estructura de soportales que se mantienen en pie desde el siglo XVII. Incluso se conservan algunos buenos ejemplos del siglo XIII. Los nombres de las calles locales guardan relación con el trazado, los oficios y personajes que se dedicaron al bienestar de los ampudianos: del ingenierio naval Francisco Martín Gromaz a la maestra Josefa Gromaz, pasando por el fraile y filósofo Marcelino Gutiérrez, Aristóbulo Llorente...

Entre sus calles encontraremos un buen número de establecimientos hosteleros de carácter rural, donde reposar y reponer fuerzas con el buen yantar ofrecido por sus restauradores.

Senderistas

Los senderistas tendrán problemas para decantarse ante la oferta que ofrecen sus alrededores, con destinos en el bosque de la Pedrosa; la impresionante cascada de Mazobre; el monumento natural de Las Tuerces; el pinar de Velilla; el Roblón de Estalaya o el quejigar de Hérmedes.

Desde el Ayuntamiento se recomienda llevar calzado y ropa cómoda, y se advierte que en invierno “puede ser necesario material específico, como raquetas, aunque el desnivel general de la ruta es bajo”. También destacan las rutas de los pantanos, el Ribero Pintado o del monte Vertavillo, o las sendas de Fuente Cobre, laguna de Las Lomas o Doncellas del Hoyal. La web de turismo local ofrece más alternativas e información sobre la oferta.