EN el Duranguesado y a los pies del Anboto, Elorrio, fundada en 1356 por el infante Don Tello, XX señor de Vizcaya y I de Aguilar de Campoo, es una villa que se jacta de ser destino para “las cuatro estaciones del año”. Aunque cuenta con múltiples atractivos, entre ellos sus barrios forjados por migrantes, los tesoros de Argiñeta o la joya renacentista de su basílica, hoy proponemos realizar una ruta por sus palacios señoriales, iconos de un pasado esplendoroso y rico.

En apenas hora y media, solo o en visitas guiadas, se puede dar un paseo por el casco histórico de la villa que nos retrotrae a su crecimiento más allá de sus murallas medievales hasta los arrabales y el poder de sus familias, que enriquecidas por el comercio dejaron para la historia un valioso legado de palacios con imponentes escudos de armas o la hermosa basílica.

En este viaje entre fuentes, cruces y leyendas aparece el palacio Arespakotxaga, en Kanpokale, que data de 1620 y está adosado a una de las dos únicas puertas de la muralla local que se conservan. Cuenta con una hermosa solana con cuatro arcos en la parte posterior y se mantiene el escudo de armas de la familia, testimonio de hidalguía.

De estilo barroco y apariencia soberbia es el palacio Arespakotxaga Azkarraga, en la calle San Pío. Del siglo XVII, deslumbran sus tres arcos que dan al jardín. En la fachada se aprecia cómo luce el escudo de armas familiar dividido en cuatro, una sección (cuartel) por cada apellido: Arespakotxaga, Azkarraga, Andueza y Urkizu. La construcción de este palacio obligó a desviar ligeramente hacia el norte el camino que conducía a Durango.

Espectacular

En la calle Berrio–Otxoa aparece el palacio más espectacular del casco urbano, el de Zearsolo, conocido como Casa Jara. Destaca por su tamaño, su verjería, su ingreso, escudos y su jardín, que se encuentra en la parte trasera. Este notable edificio es el resultado de dos intervenciones muy separadas en el tiempo. La fachada, cubierta de plantas trepadoras, corresponde al original (Zearsolo) del siglo XVII y es más sobria, mientras que la que da a la plaza es de 1934.

Y en Elizalde está Urkizu Tola, ejemplo de mansión en las lindes urbana y rural, en la entrada a Elorrio desde Elgeta. Ejemplo destacado de la arquitectura residencial culta barroca de Bizkaia, este palacio cuenta con unos balcones y miradores espectaculares.