Un equipo de investigadores del hospital NYU Langone Health (Estados Unidos) ha descubierto que la mayoría de los pacientes con epilepsia focal tardan más de un año de tratamiento en poder aliviar sus síntomas, una situación que tiene que ver con el tiempo en el que su médico acaba identificando un medicamento y su dosis adecuada.

El estudio, publicado en la 'JAMA Neurology', ha mostrado que, de los casi 450 hombres, mujeres y adolescentes recién diagnosticados con el trastorno, la gran mayoría no lograba mejoras significativas hasta pasar un promedio de doce meses, algunos necesitando incluso más tiempo.

Epilepsia y tratamiento

"Nuestros hallazgos sugieren que las personas con epilepsia focal deben esperar un largo período de adaptación mientras su proveedor de atención médica determina el mejor régimen de tratamiento para ellos", ha afirmado la autora principal del estudio y coinvestigadora principal del Proyecto de Epilepsia Humana, la neuróloga Jacqueline French.

La investigadora ha explicado este retraso con que los médicos no seleccionan la terapia anticonvulsiva ideal en su primer intento, y que el tratamiento suele iniciarse con el fármaco levetiracetam, que puede tratar diversos tipos de convulsiones y presenta pocas interacciones con otros medicamentos.

A pesar de ello, solo un cuarto de los pacientes a los que se les recetó levetiracetam inicialmente (un 57 por ciento de los participantes) logró erradicar las convulsiones en su primer intento; además, el 63 por ciento de todos los participantes experimentó convulsiones persistentes o incluso empeoraron durante el primer año de terapia.

Quienes sufrieron convulsiones solo unas pocas veces al año antes del tratamiento tuvieron una mayor probabilidad de responder a la medicación, en comparación con aquellos que las sufrían de forma semanal.

Antecedentes de trastornos psicológicos

Los participantes con antecedentes de trastornos psicológicos, tales como ansiedad o depresión, han tenido casi el doble de posibilidades de sufrir resistencia a los fármacos.

"Nuestros resultados muestran que la mejor manera de implementar un nuevo plan de tratamiento es a veces haciendo un mejor uso de las herramientas que ya tenemos en lugar de buscar siempre el próximo fármaco innovador", ha expresado French.

El trabajo ha formado parte del Proyecto Internacional de Epilepsia Humana, y ha contado con la participación entre 2012 y 2019 de 34 centros de epilepsia de Estados Unidos, Europa y Australia. Durante su duración, los investigadores han recopilado datos sobre el historial médico de los pacientes, factores demográficos como el sexo y la raza, y detalles de sus diagnósticos de epilepsia, incluyendo la frecuencia de las convulsiones, la edad de inicio y los resultados de las resonancias magnéticas. Se ha considerado que los pacientes estaban libres de convulsiones si no presentaban ningún episodio durante al menos un año.

La investigación ha sido financiada por el Consorcio para el Estudio de la Epilepsia (TESC, por sus siglas en inglés), que recibe apoyo de compañías farmacéuticas como UCB, Eisai, Pfizer, Lundbeck y Sunovion Pharmaceuticals, así como de la Fundación Andrews, la Fundación John y Barbara Vogelstein y Finding a Cure for Epilepsy and Seizures (FACES); por la Fundación para la Epilepsia; por la Fundación One8; el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos; y Praxis Precision Medicines.