Bilbao - Es un apasionado, lo que ya es decir mucho en los gélidos tiempos que corren. Michel Mejuto se licenció en Historia del Arte por amor al mismo y por un gusto estético heredado de unos progenitores que regentaban una tienda de decoración. El ojo se le fue tras el arte vasco de los siglos XIX y XX y ahí sigue, formándose y a la búsqueda desde una galería de Juan de Ajuriaguerra y que estos días muestra una hermosa colección del gran Jorge Oteiza.
Si habíamos quedado que el arte es universal, ¿por qué se le pone origen y gentilicio?
-Se ha criado en un entorno cultural del País Vasco. Pero casi todos los artistas importantes salieron. Guiard, Durrío o Iturrino se miraron en París. Y frente a la tradición española fueron pioneros.
¿Pero?
-Tienen unas raíces comunes, pero no se puede hablar de una escuela vasca como tal. Tras la guerra, Oteiza y Chillida demuestran una personalidad propia. Pero no está exento de modernidad. Siempre ha tenido una vocación universal. Hay una historia que...
Le sigo.
-En una feria reciente, un galerista de Madrid nos dijo a mí y a Ramón Múgica que se notaba que éramos vascos por la sobriedad al exponer, por las formas de hacer... ¿Pero acaso la historia no funciona así?, ¿de lo particular a lo universal?
¿Qué le falta a quien acusa al arte moderno de algo disparatado?
-Información, porque el arte es complejo y simbólico. Yo, por ejemplo, no leo con frecuencia poesía ni entiendo de ella. Por eso no hago juicios severos cuando leo un poema. Solo si me gusta o no.
Usted estaba rodeado de galerías de arte y de repente, ¡zas!, casi se queda solo... ¿Por qué?
-Se creó una zona que actuó como polo de atracción, pero una galería se soporta con el bolsillo del galerista y la fuerte crisis económica se llevo a muchos. Ahí sí llevamos cierto atraso con otros países europeos.
La calle piensa que el arte es caro
-Y se equivoca. Hay arte muy asequible. Desde 400 o 500 euros encuentras obra gráfica de calidad. Incluso colecciones muy refinadas de dibujos. Además...
¿Sí?
-Hay una idea sesgada porque desde las subastas de Nueva York y Londres se pregonan los récords.
Imagine que un cliente entra en su galería pidiendo una obra que pegue con el color de la pared...
-¿Y quién soy yo para juzgarle? Si la pieza pega con el sofá y te gusta... ¡cómpratela!
No me diga que...
-Está claro que empatizo más con otro tipo de comprador, pero les trato a todos por igual.
He encontrado un Arteta en casa, ¿me jubilo?
-Es un error muy común. Hay gente que sobrevalora el arte que tiene por la firma del artista, pero hay que valorar otras cosas: la temática, la conservación... ¡un sinfín de asuntos!
¿Le colaría una falsificación?
-Haberlas, haylas. Pero si es una pieza de la época en la que estoy especializado, le costará.
Esa pieza de Oteiza sobrecoge
-¿Cuál?, ¿el apóstol nº 9 de Aranzazu? Es llamativa su sobriedad y que no tenga boca. Los vascos no van por ahí cacareando.
galerista especializado en arte vasco de los siglos xix y xx