En el imaginario popular y colectivo la presencia de castores se asocia a latitudes y paisajes lejanos como Canadá, Estados Unidos o los países nórdicos con ríos caudalosos y bosques frondosos. Sin embargo, también fue una especie que vivió en el valle del Ebro -según la asociación Gurelur- desapareciendo de nuestro hábitat durante al menos cinco siglos hasta el año 2003, cuando un grupo ecologista belga, supuestamente liberó 18 ejemplares de castor cerca de Milagro.

Desde entonces la especie se ha expandido por Nafarroa y su presencia se ha constatado en los últimos años en varias zonas de los ríos Arga, Ega o en el entorno del pantano de Alloz, pero hasta hace unos días no se había detectado su actividad en las riberas del río Urederra.

Por el momento no hay confirmación oficial pero son dos las zonas del río donde han aparecido chopos roídos y muestras de actividad de los castores, una en las inmediaciones del viejo puente de Itxako y otra -siguiendo el curso del río en dirección a Urbasa- en las cercanías de la antigua piscifactoría de Zudaire, cerca del puente de la carretera general. “Hace unos diez días fui con mi hijo a pasear por esa parte del río y me extrañó ver, porque la conozco muy bien, que hubiera dos chopos caídos y otros dos roídos. Al verlos de cerca pensé que podría ser por los castores, y justamente, vi uno que remontaba río arriba”, contó José Javier Sanz, natural de Baríndano y una de las personas que han contado el hallazgo en los pueblos de las Améscoas. Además, aclara que “no puedo decir con seguridad que era un castor -porque no soy especialista- pero estaba tan cerca de los chopos que pienso que sí era. En cuanto nos oyó se metió en el agua”, comentó.

Antes estos hechos, desde el Servicio de Medio Natural del Gobierno de Nafarroa se transmitió que estaban procediendo a la recogida de datos por parte de los especialistas para emitir una valoración posterior sobre el tema. De confirmarse de forma oficial, sería la primera vez que se certifica la presencia de castores en el Urederra y la extensión de su área de influencia hacia el norte y la conquista de una nueva zona de hábitat.

No es especie invasora En contra de lo que pueda parecer, el castor no se considera una especie invasora como sí lo son los siluro, el mejillón cebra o el pez gato, tan presentes en nuestros ríos y ecosistemas. En este sentido, desde las organizaciones ecologistas se ha criticado duramente las campañas llevadas a cabo oficialmente para su erradicación y exterminio aunque tampoco justifican su suelta ilegal e incontrolada.

En Nafarroa, estas políticas se aplicaron sin éxito hasta el año 2014, cuando se evidenció el alto coste y los muy escasos resultados ya que entre 2008 y 2013 solo se capturaron unos 100 ejemplares con un coste total de 131.000 euros, según la revista Ballenablanca. Además, tampoco en comunidades autónomas como Aragón, donde también hay presencia de castores, se siguen aplicando estas políticas. Para la misma fuente, la Comunidad foral es probablemente la zona con mayor número de castores en todo el Estado. Según los últimos censos oficiales realizados en 2014, a finales de ese año se calculaba una población de entre 450 y 650 ejemplares asentados de estos roedores herbívoros que se alimentan de hierbas, plantas acuáticas y de árboles como chopos, sauces y álamo blanco, con los que además construyen diques donde sitúan su hogar.