Quien quiera ponerse a los mandos de este biplaza de diseño un tanto futurista y comprobar sus habilidades deberá haber acreditado previamente que también sabe pilotar. Y es que el Aeromobil SXSW2015, cuya salida al mercado se anuncia para 2017 con un precio que rondará los 200.000 euros, es un vehículo híbrido. Lo mismo circula por carretera que se eleva 500 metros para surcar el cielo. Para que este viejo anhelo de la tecnología, y del ser humano, pueda ver la luz sus creadores han invertido 25 años y diseñado cuatro prototipos.
El resultado -el test de vuelo celebrado en Viena a finales del pasado año resultó exitoso-, un vehículo a gasolina que necesita menos de 200 metros para levantar el morro gracias a un impetuoso motor de mil centímetros cúbicos y unas alas plegables de fibra de carbono que se desenrollan en cuestión de segundos. Y dos volantes, claro. Además, cuenta con algo muy importante a juicio de los expertos en aeronáutica y automoción: puede despegar y aterrizar sobre terrenos irregulares. Esta cualidad, novedosa en este tipo de vehículos -a mediados del siglo pasado ya se patentó algún que otro modelo- permitiría ensanchar el horizonte de ventas de sus promotores en aquellos países que cuentan con una red de carreteras deficiente o escasa. No en vano, en modo avión tiene una autonomía de hasta 700 kilómetros. En cualquier caso, los propios responsables de la empresa promotora de este proyecto -la eslovaca AeroMobil- reconocían la necesidad de definir y fijar algunos puntos como, por ejemplo, cuál será la demanda.
Normativa Además, y aunque la comercialización está cada vez más cerca, los problemas con las normativas aéreas están siendo el principal escollo. Según los planes de negocio de la firma, los primeros en poder utilizar estos coches voladores (o planeadores) serán los estadounidenses; después los australianos y, con posterioridad, los ciudadanos del Viejo Continente. Siempre eso sí, advertían los expertos y asentían los padres de este ingenio, que supere las correspondientes y exigentes normativas aeronáuticas.
Y es que, la esperanza de los padres tecnológicos del AeroMobil es que su biplaza volador pueda ser etiquetado en la categoría de aeronaves deportivas ligeras, cuyo marco regulatorio está debidamente acotado. Esto allanaría el camino para el despegue de este vehículo, si bien seguiría siendo necesaria una licencia especial y, estiman, unas cuarenta horas de prácticas.
En la actualidad, según informaciones recogidas en páginas web, hasta una decena de empresas tratan de desarrollar un vehículo multimodal de características similares, pero la eslovaca parece haber tomado la cabeza. Los dos próximos años, plazo marcado inicialmente por esta firma para lanzar este coche volador, serán cruciales para solventar esos problemillas administrativos que determinarán su comercialización.
Pero también otros más cotidianos, de los que dependerá su aprobación o rechazo por parte de la ciudadanía como la plaza de aparcamiento que haría falta para estacionar un vehículo con una longitud de seis metros y algo más de ocho de envergadura cuando despliega sus alas. En estado de reposo tiene dos metros y poco, describen los orgullosos creadores del Aeromobil.