¿Quieres adoptar una bicicleta?
La vizcaina Ana Larrea y el guipuzcoano Danel Viana recogen en Holanda bicicletas abandonadas para venderlas bajo la fórmula de la adopción
ENTENDER Holanda sin las bicicletas sería algo imposible. Estos vehículos de dos ruedas se han convertido en un símbolo de la cultura holandesa y no hay habitante de los Países Bajos que no tenga uno o más de estos medios de transporte en su poder. Pero en este país, el tiempo es un duro rival para las bicicletas y cada año miles y miles de ellas son abandonadas a su suerte. Por despiste o simplemente porque su dueño piensa que ya no sirven para su propósito. En ese momento entran en juego los chicos de BeCiclos.
Este grupo de estudiantes está formado por la holandesa Saskia Schrijnen, el donostiarra Danel Viana, el coruñés Gonzalo Fernández y la bilbaina Ana Larrea y, desde hace un año y medio, van de ayuntamiento en ayuntamiento recogiendo bicicletas abandonadas para arreglarlas y venderlas a un precio muy económico a unos nuevos dueños, todo esto con la intención de dar una segunda oportunidad a estas bicis y para demostrar que todavía tienen mucha vida por delante. Por ello, la manera en la que enfocan este proyecto no es como si se tratara de un mero negocio, lo hacen por la fórmula de la adopción, bautizando con un nombre a cada vehículo y obligando al comprador a firmar un contrato de responsabilidad. Todo lleno de cariño. Así, Goliat, Don Juan Viktorio, Steve Jobs y compañía ya esperan a alguien que les acoja para poder volver a correr felices por las carreteras.
Esta idea empezó como un proyecto de la universidad. Los encargados de esta particular casa de adopción estudian la carrera de Liderazgo, Emprendedor e Innovación; Saskia, Danel y Gonzalo, en Holanda; y Ana, en Arrasate. “Tenemos que hacer trabajos de este tipo todos los años y se nos ocurrió traer las bicicletas de Holanda aquí. Era una locura no hacerlo”, explica Ana. Así y tras muchos quebraderos de cabeza e imprevistos, en septiembre de 2013 nació BeCiclos. Como todos los comienzos, el inicio de esta empresa fue modesto. Durante tres meses estuvieron en una pequeña tienda en Deusto y ellos mismos se encargaban de arreglar y vender las bicicletas. “Era una prueba para saber si la gente quería comprar en Bilbao bicicletas de segunda mano holandesas”, comenta la bilbaina. Y la idea funcionó. Todas las existencias se acabaron y por eso decidieron dar un paso más. Un avance que ha dado su salto definitivo este verano gracias a un regalo inesperado. “Una empresa nos dio las piezas que sobreproducían y alquilamos un local donde tenemos todo bien colocado”, explica Ana.
Reparto a Europa Instalados en un local y pese a que pronto deberán hacer una mudanza, los chicos de BeCiclos ya funcionan a pleno rendimiento y desde su recién estrenada tienda on line (beciclos.com) reparten bicis por muchas partes de Europa. “Todos los meses vamos con nuestro mecánico a los ayuntamientos de Harlem y Leiden. Las llevamos a nuestro local y cada semana pensamos qué bicis reparar. Los trabajadores arreglan como siete al día, luego les damos el nombre, les sacamos las fotos y cogemos los datos. Para terminar las ponemos on line y ya están listas para la venta”, relata la estudiante bilbaina.
A pesar de que son bicicletas de segunda mano, la calidad no está en duda, ya que, “solo cogemos las mejores marcas y esos modelos, en su versión nueva, no bajan de los 600 euros”. Un duro proceso de trabajo en el que no están solos. Los encargados de llevar a cabo esta idea cuentan con la ayuda de Rick e Ivan, un par de trabajadores que provienen de dos asociaciones holandesas que trabajan con personas con discapacidad o con problemas sociales. Pero BeCiclos no es solo una tienda de bicicletas de segunda mano on line, es una manera de entender la vida. Una filosofía diferente. “Nuestro objetivo es traer lo que hay en Holanda con la bici aquí, implantar esa cultura. Es muy difícil porque en Euskadi hay muy pocos bidegorris. No vamos a hacer ningún cambio en un mes, pero poco a poco y entre todos, podemos hacer que el consumo de la bici aumente”, apostilla Ana.