Un cura en la cresta de la ola
El sacerdote René-Sebastien Fournié, capellán en la catedral de Baiona, es un habitual de las playas de Iparralde, donde ejerce el "apostolado" entre los surfistas
Bilbao
EL título de capellán de los surfistas le hace torcer el gesto. Eso suena más a titular de periódico que a una tarea eclesial. El padre René-Sebastien Fournié prefiere, en todo caso, calificar su labor como "apostolado entre los surfistas". Y en ello suele estar en las playas de Iparralde, tabla en ristre, cogiendo olas e intentando coger alguna oveja descarriada, para llevarla al redil. "El diálogo (con los surfistas) comienza muy rápidamente -señala Fournié-, porque son personas con un profundo respeto por la naturaleza y por las leyes de la naturaleza. ¡Y la naturaleza se remonta al Autor de la naturaleza! Varios han venido ya a misa a la catedral". El resto del tiempo, la mayoría en realidad, porque el surf es solamente una anécdota en el ministerio de este sacerdote, lo dedica a la catedral de Baiona, donde ejercer, ahí sí, de capellán.
El padre Fournié tiene 39 años y nació en París. Su historia sacerdotal comenzó como seminarista en la Hermandad de San Pío X, luego en la Fraternidad de San Pedro, y finalmente se ordenó sacerdote en 2007 en el Instituto del Buen Pastor, una de las comunidades del entorno Ecclesia Dei y acogidas al motu propio Summorum Pontificum de Benedicto XVI que liberalizó la misa tradicional para todo el clero.
Según recoge el blog Camino Católico, tras unos años de destino en Roma, el padre Fournié dejó el Instituto del Buen Pastor en 2011 y fue acogido en la diócesis de Baiona, cuyo titular, Marc Aillet, figura entre los más combativos del episcopado francés contra la ley que considera matrimonio la unión entre personas del mismo sexo.
todoterreno Monseñor Aillet miró el currículum de su nuevo sacerdote y se encontró un auténtico todoterreno, asiduo practicante de esquí, esgrima y surf. Así que el obispo pensó inmediatamente en los numerosos jóvenes que en todas las épocas del año acuden a la costa vasca a cabalgar las potentes olas cantábricas, y encomendó al padre Fournié que les evangelizara. El cura aceptó el desafío, aun admitiendo que es solo "un principiante". "Pero practico esgrima desde que tenía siete años y la posición de los pies sobre la tabla es la misma, y eso me ayudó".
Así que es frecuente verle en Miarritze o en Angelu enfundado en un traje de neopreno al que ha añadido un alzacuellos, para que nadie se llame a engaño. Cuando no está a la caza de las olas, René-Sébastien viste sotana y fajín y desempeña labores sacerdotales más comunes: es capellán y asistente del rector de la catedral de Baiona, profesor de Teología en el seminario diocesano, y juez eclesiástico encargado de nulidades matrimoniales, pues durante sus años en Roma se doctoró en Derecho Canónico y en Teología.
La gran cuestión es si el apostolado del mar que realiza da frutos o no. Y parece que los da y la curiosidad que suscita su persona es útil para la evangelización, señala Camino Católico. En algunos ha encontrado indiferencia, pero en ninguno hostilidad. Y la sotana no es, afirma, una barrera: "Es un signo visible que me permite emprender conversaciones muy ricas con gentes que no van a la iglesia. Es todo lo contrario de un obstáculo. En Roma, donde he vivido seis años, se lleva cada vez más".
Al igual que el obispo de Baiona, este cura ha hecho bandera de su oposición a la denominada ley Taubira que regula el matrimonio homosexual en el Estado francés. Diez surfistas estuvieron con él durante las manifestaciones contra esa ley, tanto en Baiona como en París. Los surfistas que han seguido los pasos del padre Fournié contra la ley no representan, lógicamente, el sentir de todo este amplio y heterogéneo colectivo, pero al sacerdote no se le puede negar el empeño de impartir doctrina contra viento y marea.
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