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La Barcelona canalla vuelve a girar

El Molino, mítico "music hall" del Paralelo, levanta el telón tras 13 años de silencio

La Barcelona canalla vuelve a girarFOTOS: EFE

Señoras y señores! El Molino, el mítico café concierto, cuna de artistas del cabaré y la farándula ha vuelto a levantar su telón tras 13 años de silencio. Y lo ha hecho con una noche como nunca soñó. Las plumas, las lentejuelas, el maquillaje extremo y el humor picante han recuperado en el Paralelo barcelonés el espacio que nunca debieron perder. La reapertura de El Molino ha provocado tanta expectación que la première inaugural se ha tenido que dividir en cuatro jornadas consecutivas. La primera, la del lunes por la noche, fue de mayores nervios, con la presencia entre el publico de algunos de los nombres históricos que hicieron famoso a este local centenario: Lita Claver La Maña, Amparo Moreno, Yolanda Ramos...

El título elegido para el espectáculo no deja dudas sobre las pretensiones de la nueva etapa: Made in Paralel, un homenaje al espíritu añejo de este teatro, refugio de cierto erotismo naif y ácido durante los años oscuros del franquismo, y que ahora se recupera con mayores pretensiones artísticas, aunque buscando mantener aquel aire transgresor, una tarea difícil en la era de internet.

El mundo, como decía la canción, gira y en los años que El Molino ha permanecido cerrado han cambiado muchas cosas, sobre todo, en el mundo del espectáculo, donde las drag queen y sus variantes han llegado a hacerse omnipresentes y han desplazado a las tradicionales vedettes del music hall de toda la vida, allí donde quedaban.

De eso sabe mucho Josep María Portavella, fundador del grupo The Chanclettes, que ha sido el encargado de mantener el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo en este espectáculo, y quien minutos antes del estreno corría de un lado a otro del escenario dando las últimas instrucciones. "No estoy nervioso", decía vestido con esmoquin y tacones.

Merche Mar, la veterana vedette, actuó de anfitriona con lengua viperina. "Espero no echarme a llorar, pero hace tiempo que tenía ganas de decir esto: Benvinguts a El Molino", gritó mientras se dirigía al público sentado en filas de sillas -sin poder beber ni fumar como en los mejores tiempos- pero sin parar de sonreír. El espectáculo fue un recorrido por el cabaré y el music hall español, marcado siempre por la lucha entre la censura -esa luz roja que se encendía cuando venía la policía- y lo que se podía mostrar, pero sin olvidar otros momentos recientes de la historia española y catalana. La Terremoto del Alcorcón, que interpretó una versión castizo-jotera del Sunset Boulevard de Lloyd Weber, puso el momento cabaretero de la noche, flirteando con el alcalde, Jordi Hereu, al que le dejó caer alguna puya sobre el fracaso de la consulta de Diagonal, "que ni es una rambla ni un boulevard, ni nada", le dijo como quien no quería la cosa.

Tampoco faltó el himno -"al Molino cada día, centrifuga tus manías"-, ni las bailarinas, unas señoritas ligeras de ropa, como manda la tradición, que ofrecieron el momento disco-sexy que todo café cantante que se precie debe programar. Y sí, hubo un estriptis integral, con música de la Pantera Rosa y el arte de Úrsula y sus pañuelos.